Incluir a la risa en nuestras vidas, reconstruir
nuestra realidad y abrirnos retomando las ideas de Bergson
Tuve un shabat tranquilo y aproveché
para descansar y afianzar mi receción de la Torá en la fiesta de shabúot. La
pandemia nos mantiene preocupados y shabúot y shabat nos rescatan hacia un
tiempo sin tiempo espiritual. Estuve leyendo sobre Sofocles y sus tragedias,
sobre la tragedia griega y estudiando esos teatros de 14000 personas,
impresionantes. Después, revisé Roma, su surgimiento y decadencia para pasar de
la antiguedad a la Edad Media. De las ideas del mundo griego, pasamos a lo
práctico, a los acueductos, a la ingeniería y al prevalecer de lo funcional y
útil que quizás aparece aquí por primera vez. También estuve leyendo un texto
muy interesante de Levinas sobre la idea de Dios. Entre sus influencias,
destacan a Henri Bergson y por eso quise revisarlo hoy de nueva cuenta. Bergson
es un filósofo fránces judío que gana el premio nobel de literatura en 1927. Indaga
sobre los actos libres, cualitativos y espontáneos, la duración y el espacio geométrico,
materia y memoria. Para él, el cerebro no es el lugar del pensamiento y tenemos
una conducta adaptativa. Diferencía entre intuición y análisis. La evolución
creadora es impulsada para superar la caída de la materia, nuestro
envejecimiento. Competimos así con la materia. Discute conceptos como: duración
y espacio, intuición y análisis, evolución
y entropía, abierto y cerrado. Busca un espíritu humano abierto. Habla así de
la sociedad abierta y sus enemigos. Para
Bergson ser filósofo es estar dispuesto a ser estudiante de nuevo. Su filosofía
habla de la duración. La inteligencia es lo medible. La ciencia se mueve en el
ámbito de la materia y el devenir y el cambio no pueden captarse ahí. Tenemos
instantes captados por la inteligencia y no duración y ésta es percibible con
intuición. Bergson dinamiza la vida, le añade energía vital. La intuición como
método nota las diferencias en la naturaleza y se condena a escoger entre
algunas soluciones.
Toda verdad ya está conocida y la filosofía
construye, el escolar reconstruye. Se trata de encontrar el problema y
resolverlo. Plantear el problema es inventarlo. Es agregar, crear los términos
en los que se plantea el problema. Se plantean los problemas casi cuando ya han
sido resueltos. Definimos términos, pero captar realidades es diferente, éste
es el problema de la naturaleza de las cosas. El problema se disuelve si es
artificial. Así, la actividad humana se da en el dominio del espíritu y no de
la materia.
Me
encantan estos términos de reconstrucción porque de alguna manera compagina con
un espíritu creativo muy libre y no pretencioso. No se trata de encontrar el
hilo negro de las cosas, se trata de crear, de tejer fino, y quizás te
encuentras el hilo negro en el camino pero todo de alguna manera ya estaba ahí
y tú mismo lo dispusiste así. La responsabilidad regresa a ti.
Anni Albers. Projet pour un petit tapis de Smyrne. 1925. MoMa
Escogí este tapete porque la artista habla precisamente de juntar la dimensión vertical y horizontal, ¿idea de tiempo en nosotros? ¿Entramado? ¿Reconstrucción?
Para Bergson una cosa es la
inteligencia y otra, los datos de la conciencia. La inteligencia trabaja con rupturas,
pero la vida es dinámica y continua. El verdadero conocimiento viene de la
intuición que no fragmenta. Los datos inmediatos son de la conciencia. Mente y
cuerpo son materia y memoria. Diferencía entre la memoria corporal y la
espiritual pura de sucesos que se filtra por el cerebro para poder actuar.
Bergson se pregunta sobre el tiempo, nos
dice, si es infinito, ¿por qué sucede todo por pasos? La duración lo permite y
la conciencia lo capta en memoria; éste es el registro de duración. Se trata de
un proceso. El tiempo evoluciona de dentro hacia afuera. La idea es penetrada por
el tiempo. Me atraen sus conceptos de evolución, de tiempo, de buscar sociedades
abiertas. Su evolución es más bien espiritual y te obliga a ir más allá, a
abrirte, a elevarte sobre la materia y sobre la superposición de instantes para
ir más lejos.
Bergson en 1900 habla de la risa y me
encanta lo que dice, contrasta con las tragedias griegas, con el juego de
Sofocles entre lo racional y las emocios, el destino que se cumple y no le
escapamos pero sí acwpta un margen de acción humana. Me parece que existe una
fina línea entre el dram y lo cómico. Fuera de lo humano nada es risible, nos
dice Bergson. La risa es social, es propia de la inteligencia y se da en
anestesia del corazón. No reirías de la caída de alguien próximo. La risa es
castigo de la relajación y rigidez respecto a lo social. Cuando no te adaptas,
viene la risa para mantener tu atención. Lo cómico es rigidez y te hacen reír por
impresiones. La risa es manifestación de felicidad y aligera la carga de la
vida.
Contrasta su estudio de la risa con sus nociones de
tiempo, materia y evolución. La creación es continua en el ser viviente y quizás
él mismo habló de la risa para aligerar su carga. El coro en las tragedias
griegas funciona como una especie de conciencia y quizá la risa nos da un
recreo que deja entrar a la reflexión de la conciencia en nuestras vidas.
Sí
sería muy pesada la existencia sin risa, una especie de espejo que nos da un descanso
de nuestras tragedias humanas. Volviendo a Levinas, sí puedo ver lo que toma de
Bergson, esa construcción del filósofo que él hace con la ayuda del Talmud que
trae como lente para leer la Biblia. Esa dimensión humana de la existencia e
incluir a la intución con un papel central para apreciar la realidad dinámica y
abrirnos como sociedad.
Venecia, ese verano intenté crear pintando con diferentes maneras de pintar y decir, también las casitas que se repiten parecen instantes que sumé para atrapar detrás del tiempo sin tiempo del agua.
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