Grace Nehmad

martes, 5 de mayo de 2020

La creación y nuestra propia creación cotidiana




La creación 

Hoy amanecí más bien inquieta como intranquila y con unas extrañas ganas de llorar. Como que ya me voy enojando con mi encierro y tantas cosas que acontecen todos los días. Todos los días somos creados de nueva cuenta y el mundo y el cosmos con nosotros.


             Luces invitan,
        comparten infinitos,
  flores y cantos.

      Es como un renacer cotidiano y trato de agradecer a cada paso desde que salgo de la cama en un ritual preciso que combina el ritual judío y el personal. He ido añadiendo distintos aspectos que me interesa desarrollar en amplia meditación y el problema es que la lista crece y me enojan las interrupciones. La vida en la tierra está llena de interrupciones, ¿Cómo manejaré estas discrepancias sin enojarme? Con mis rituales voy dosificando mi aterrizaje al planeta, la llegada de la ola avasalladora de eventos y noticias de todo tipo. Me quedo por un rato más como suspendida, al margen de mi propia creación. Después analizando la creación divina en Bereshit, en la Torá, veo que Dios separó la luz de la oscuridad, pero si aún no había sol, como dice el rabino Babor en su libro Mor-Deror, ¿de qué luz se trataba? Él nos habla de luz interior, yo me concentro en mi propia luz interior divina al salir de la cama. Ello me da fuerzas y quizás por eso odio las interrupciones, me expulsan de las bendiciones y protección de esta luz y habiéndome elevado tanto, ¿cómo se supone que podré manejar la oscuridad terrenal? Amo el relato de la creación, me inspira a regresar al paraíso, a ver la tierra como ese paraíso extendido que fue creado para nosotros y no salir de esa luz interior. Y cada parte de esta bella creación es un milagro cotidiano muy luminoso, ¿de dónde nos vendrá tanta oscuridad?, así fuimos creados y el tratar de elevarnos es separarnos de la oscuridad, es a lo más que podemos aspirar. Supongo que si lo logramos, estamos bien. Sería como una convivencia pacífica y cada quién su espacio.

      El problema es que las mezclas se dan, fuimos creados después de los insectos para garantizar nuestra humildad y a la vez todo fue creado para nosotros, ¿qué nos aportará la oscuridad?

      Pues las contradicciones como dice mi Rav, Yerahmiel Barylka, están ahí siempre. Son para aprender. Quizás es aceptarlas y trabajar con ellas. Aprender de ellas. Observarlas. El tema es que no te agarren desprevenido. Me encanta que el relato bíblico dice, ¡hagamos al hombre! Es trabajo en equipo, ¡qué bien! Siempre la colaboración es el camino en este planeta, ahí donde todos somos tomados en cuenta. Después, hombre y mujer los creó, es la idea de que estábamos unidos en especial, espiritualmente, y fuimos separados para reencontrarnos y colaborar y complementarnos en esta tierra. Eso sí, cada uno con sus tareas hacia la ayuda al planeta y volcado a Dios, al rostro de todo otro, en su proyecto divino.

      Y si ahora nos vamos a Tales de Mileto, considerado fundador de la filosofía por la pregunta del origen del universo que se plantea, ¿cómo se une su visión de los orígenes con la creación bíblica? Tales habla del origen del universo en el agua y de muchos dioses y en realidad me parece que ello no contradice al relato bíblico incluso si pensamos que Tales tenía una visión espiritual de los orígenes.

      A mí lo que me atrae en la filosofía es el método y los enunciados lógicos que observan y deducen y ayudan como decía Kant, somos llamados a materializar lo posible. Para mí estas visiones se complementan y ayudan a vivir mejor y a ayudar a otros de la mejor manera posible entendiendo a la Torá como un código ético, mapa existencial de vida. Es interesante notar que la manera de concretar con la ayuda de rituales entre otros de la Torá apunta hacia la idea kantiana.

      Quizás en ese naasé venishmá bíblico que se traduce como haremos y escucharemos están contenidos esos rituales cotidianos plenos de sabiduría que a menudo no comprendemos a la primera y sin embargo, somos llamados a hacer, y la filosofía me ayuda a ver y comprender mejor lo que de hecho ya estoy haciendo o en camino de hacer mejor para realizar mi misión en este mundo.

      Entonces, me voy a Levinas, quién le da un giro a la filosofía pues quizás al buscar en la lógica se fue alejando de su parte humana y el Talmud en Levinas con el  prójimo al centro de este lo acercnó hacia una mejor combinación de estas visiones de mundo.

El descubrimiento del otro en el espejo, que soy  yo mismo nos eleva cuando actúo para asistirlo. 



                Joven niña en el espejo, Pablo Picasso, 1932, MoMa.
Es muy cierto, también que necesito saber más sobre cómo estamos hechos para asistir más y mejor a todo otro. Entonces, hago el bien de entrada y ayudo, pero a la par investigo para ayudar mejor, programar y manejar mejor las incongruencias terrenales, el distanciamiento de la luz interior y del propósito primordial de toda existencia.

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