Grace Nehmad

martes, 26 de mayo de 2020

Un nuevo contrato social






Pensamiento de Locke y Hobbes, el contrato social que nos hace uno






Hoy amanecí algo desanimada por la lista enorme de cosas que debo trabajar. Está larga y es paso a paso. Son cosas muy hermosas y las disfruto mucho, pero de repente los días se presionan y quisiera estar un paso más adelante en varios puntos de mis combinaciones. Ya es demasiado lo que trabajo y difícilmente puedo transmitirlo a nivel global a los que me rodean. Necesitan verlo hecho realidad para comprenderlo y yo los necesito conmigo, avanzado juntos. Entonces, desarrollo distintos puentes de acercamiento. Es todo un reto, pero no quiero dejar a nadie de mis seres queridos fuera, pues tengo mucha fe en cuanto hago y sé que les será útil. Por ahora, les hago señales de humo y les bailo para captar su atención. Mañana, vendrán solos. Así son los ciclos existenciales.




Por eso me pregunto cómo explicarles de manera simple lo que hago, quiero compartir la existencia con mis seres queridos pues por algo estamos juntos. Pero es verdad que mucho omito, cada vez más, para acotar intercambios y poder desarrollar todos mis planos que a menudo en su compartirse se desbordan o toman más tiempo que el que hubiera querido para darse.




En fin, ya se unirá todo y será claro, por el momento es como decía Descartes, con paciencia y sin juzgar antes de tiempo. Ahora me asomé a Locke y a Hobbes. Los recuerdo bien porque estudié ciencias políticas y sociales y profundizamos en ellos, en su contrato social, para después estudiar las distintas formas de gobierno.




Es interesante notar que Locke es empirista y antecede a Hume. Como empirista también dejó huella. Para él el conocimiento se adquiere con la experiencia y tenemos límites de lo que podemos saber. Las ideas complejas serían el resultado de asociaciones y no de una idea previa al nacimiento o al conocimiento empírico.




Hume toma estas ideas de Locke y avanza en ellas. Es interesante notar que matiza y profundiza, por ejemplo, habla de ideas a partir de impresiones fuertes y débiles que serían recuerdos de experiencias anteriores. Introdudir a los recuerdos es un matiz importante. Un poeta me dijo una vez que los sueños eran recuerdos y aquí podríamos cuestionar si de una experiencia anterior o del mundo de las ideas de Platón.





Kenneth Fearing, el poetapintado por Alice Neel, 1935, MoMa.

Escogí esta imagen pensando en los pensadores que marcan nuestra manera de pensar y de elegir en la propia existencia.





En cuanto a Hobbes, él va a hablarnos de un hombre malo por naturaleza contrario al que plantea Rousseau. Locke lo mira en un estado de derecho con libertades individuales y que se controla a sí mismo porque busca placer y no dolor y tiene conciencia de convivencia pero admite que detalles se salen de control y por eso es necesario salir del estado de naturaleza y ceder la libertad a favor de un contrato social que cede el poder individual al estado.




Como Hobbes ve al hombre violento y malo por naturaleza, llama al contrato social desde otro lugar, para evitar la violencia. Es interesante ver cómo se van conectando los filósofos y dándose matices que nos ayudan a comprendernos mejor como humanos y a vivir de manera más consciente y tomando mejores decisiones de vida en nuestros caminos existenciales.




Por eso me parece importante aterrizar las ideas de la filosofía para hacerla accesible. El dar fuerza a la experiencia para aumentar en conocimiento da confianza y tener conscientes nuestras limitaciones. En cuanto al contrato social, al estado de naturaleza caótico, de parecería al desorden de la creación, antes de que Dios ordenara el caos. Todo requiere de orden para que lo manejemos mejor y también podemos pensar en el hombre sin normas, antes de la entrega de la Torá, código de leyes ético que acota nuestra acción desbordante y caótica. Que cede el poder en beneficio de la sociedad, se puede leer también para toda sociedad y acuerdo entre personas, para parejas.




Levinas diría que el contrato es con Dios al recibir la Torá para ponerse al servicio de todo otro. El otro desde esta perspectiva no es llamado a ceder nada cuando me llama a que lo asista.





Matices importantes. Se le critica a Levinas que no es posible actuar hacia el otro sin esperar que ceda en algo, pero si el contrato es con Dios, ¿por qué no?




Podemos empujarnos lejos y no buscar siempre que el otro ceda. Dar de entrada promete establecer desde el inicio otra manera de encender las relaciones humanas que al final beneficia al yo mucho más sin pedirlo de entrada.





Así, Estas bellas ideas me dan, nuevas esperanzas para encontrar puentes con los míos y que se expandan desde el atender y dar sin tanta asociación de ideas que se desborde para que los sueños sean recuerdos de impresiones fuertes de este mundo y quizás también del mundo de las ideas en donde somos uno.




Mis paisajes son sueños,

Recuerdos que suman pasiones

para servir a todo otro en amor.

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