Grace Nehmad

miércoles, 20 de mayo de 2020

Mi interés en Levinas


Levinas en la práctica

      Desperté a Levinas al estudiar la maestría en estudios judaícos en la universidad Hebraica y ya llevo unos tres años prendida de él, creo que es mi camino de vida. Mi intención es profundizar en lo que él me aproximó. Quizás se trata de sumergirme en sus planteamientos y matizarlos para aplicarlos a la propia vida. Al investigar el camino que nos abre un pensador, al final queremos comprender mejor nuestra estancia en este planeta, comprendernos mejor y ayudar a otros. Para empezar queremos ayudar a los que nos rodean para después expandirnos si encontramos cosas en el camino que precisen algo o que nos ayuden a aproximar más a Levinas para aplicar lo que encontró a nuestro cotidiano.

      Levinas al unir a la filosofía con su formación talmúdica judía como código ético no es tan fácil de clasificar y nos cuesta trabajo atraparlo. Ello concuerda muy bien con su filosofía del rostro que no debemos tratar de clasificar sino más bien abrirnos a su infinito. Para Levinas no importan las apariencias ni pertenencias, importa el encuentro cara a cara entre dos humanos y la necesidad de asistir a todo otro que sacude la manera como venía yo funcionando.


La jungla. Wifredo Lam. 1943. MoMa.


      Me llamó esta pintura por la posibilidad de descubrirnos libres de ataduras en el rostro del otro y de asistirlo en su vulnerabilidad. Así, al expandirnos al colectivo podemos ser en armonía, libres de violencia. 
Me interesan más que nada las relaciones cercanas con la gente que me rodea y construirlas en un camino de mayor entendimiento y aproximación a cada paso. Quiero poder ayudar más y mejor primero a los otros que tengo cerca, después, irme expandiendo si se puede para ayudar a más.

      Me encanta en Levinas que nos sacude, que no se deja atrapar fácilmente y así nos cautiva y nos atrapa. Nuestras búsquedas de vida e incompletud se hacen evidentes a la luz de su espejo. Al querer descifrarlo mejor, nos desciframos nosotros mismos. Levinas nos deja espacios abiertos y al querer llenarlos nos ayudamos y ayudamos a otros en el camino. Su filosofía nos sacude porque eso busca, nos obliga a cuestinoar y replantear caminos de vida. Nos llama a la acción desde el presente y al mismo tiempo nos invita a ensoñar un tiempo sin tiempo y a no atraparnos en sistemas cerrados. Es obvio que nos angustia porque estamos acostumbrados a clasificar y controlar, más bien a dominar, todo cuanto nos rodea, en especial a otros, en especial, teniendo la razón.

      Levinas abre todo y desde el corazón y de repente te sorpende su mirada profunda en ti que lejos de catalogarte, te acaricia y acepta, te colma de amor y asistencia; te hace sentir que todo se vuelve posible centrado en el otro. Con Levinas, no tenemos que… nada, nos invita a ser y a recorrernos para conocernos mejor a través de los rostros que nos interpelan. El rostro de todo otro abre infinitos y no me ata a su físico, me aproxima a su alma. Levinas nos ayuda a ejercer nuestro libre albedrío en responsabilidad. Su filosofía suena castrante a más de uno, pero me parece que es leerla mal, se trata de dar pero de manera natural, que emane de nosotros ese dar en responsabilidad, ese cuidado del otro tal como amamanta una madre a su cría.

      Es verdad que la disciplina estrícta es necesaria, pero otra vez, se pueden seguir reglas y leyes en aceptación y superación, porque sabes que es lo que te hace bien.

      Abrirnos al pensamiento levinasiano y llevarlo a la práctica en nuestro cotidiano promete ayudarnos a dejar atrás egoísmos y rigideces, dominaciones y poderes, cerrazón y aislamiento entre otros y otros tipos de violencia para regresar a nuestra humanidad, elevando toda existencia desde el encuentro con la mirada del rostro.


Se abren infinitos en el rostro del otro.

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