Grace Nehmad

jueves, 7 de mayo de 2020

Mi destino en el otro


Politeísmo-monoteísmo, el yo y mi fragmentación en muchos yo´s, mi destino en el otro

      El día amaneció nublado en plena primavera. El clima escapa a nuestro control y sin embargo, el rezo para que nos sea favorable ha estado con nosotros presente desde tiempos inmemoriables. Refexiono alrededor del tema de muchos dioses y un solo Dios, pues ahora que estudio de nuevo los orígenes griegos hablan de la religión permeada en toda la cultura y la relación entre el comportamiento humano hacia los dioses y en las virtudes humanas y su reflejo en el destino del hombre. Claro que el clima está muy presente en este aspecto.

      Me llama la atención que en el judaísmo la relación continúa de esa manera pero respecto a un solo Dios. Los griegos se esforzaban por agradarle a sus dioses y que de esta manera su juicio hacia ellos fuera benévolo. Así continuamos en el judaísmo en monoteísmo, que sí resulta un gran cambio. Pienso que el monoteísmo nos oblica a hacer congruentes nuestros fragmentos, nuestros yo´s en ese actuar para un sólo Dios, para complacerlo, que en téminos levinaseanos sería complacerlo reflejado en el rostro del otro para quien vine a actuar en este mundo.

      La congruencia debe reinar en nosotros y de ahí la necesidad de unirnos en el Uno, nuestras partes al servicio del Uno, reflejado en el rostro de todo otro. De ahí, nos dice Levinas, en Difícil libertad, la importancia de la ley con un Dios severo y un hombre libre que preparan un mejor orden mundial de una bondad infinita para un hombre “malo”. Yo no sé si lo llamaría malo como lo llama Levinas, me gusta más la idea de perfectible y de que el lado negativo dentro de cada ser puede gobernarse adecuadamente aplicando la ley para actuar hacia el bien.

      Por eso, las preguntas cotidianas al caer la noche que podemos hacernos son muchas, por ejemplo, qué tanto conseguí ayudar a todo rostro en este día y qué tanto, cuando me pasaron cosas negativas o me sentí no tomado en cuenta por el otro, pude no reaccionar y controlé la tendencia que tenemos a ser reactivos, a buscar dominar al otro y hasta a intimidarlo de alguna manera en reacción a situaciones normalmente mal interpretadas.

      Las malas interpretaciones están relacionadas con cuestiones no resueltas a nivel interior: miedos, dudas, incertidumbre. Volviendo al politeísmo griego, me parece que lo que me atrae en él es el ver a Dios en cada fragmento de la naturaleza, en cada parte mía y eso sí, en unión y con gran dirección, trabajando para un mismo fin, asistir a todo otro. Para asistirlo y ver a la divinidad en todo, debemos esforzarnos por salirnos de las conductas reactivas.



Jacob Lawrence, Migraciones, 1940-1941.


      Ello nos lleva a poner especial atención en la paciencia y en la pausa, en la reflexión antes de actuar. Estos tiempos de pandemia nos obligan a desarrollar todo lo anterior, aprovechemos la pausa en ese sentido y por ahí sospecho que es posible que hayamos llamado al coronavirus para curar este mal en nosotros. Ello parecería ir acorde a la idea del comportamiento relacionada con el destino del hombre como consecuencia. Pienso que el ideal sería darse cuenta antes del coronavirus y trabajar lo necesario para evitarlo, pero aún ahora, podemos no haber aprendido de la pausa, de la paciencia. La lenta maduración de las cosas nos es intolerable, nos dice Levinas y la verdadera revolución está en ella y viene de una gran piedad. La pintura de Lawrence habla del mundo moderno que homogeneiza a las migraciones. Ahora no estamos en tiempos de migraciones ni de ningún viaje por la pandemia pero el mundo es ya un mundo multicultural en todos sus países. Esa globalización ha detonado también el contagio a nivel internacional y nos sacude en todas partes.

      Así, desafortunadamente, el coronavirus nos obliga a parar y nos conecta con nuestros miedos primarios, como el miedo a la muerte y al vacío. Nos vemos forzados a aceptar nuestro carácter mortal y los vacíos normales de una existencia sin garantías. Podemos desde hoy construir pasito a paso esa revolución paciente que nos regrese a nuestro verdadero tiempo, al tiempo del alma para asistir a todo otro con gran amor y paciencia.



Uno todas mis partes en amor para entregarme al otro.




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