Hoy ha sido un día raro y en lugar de reflexionar filosofía y escribirla, escribiré sobre él. Ayer leí a Levinas y sigue en el tema del decir y lo dicho pero ahora desde la sensibilidad, cómo percibir desde el otro en sensibilidad y se relaciona con mi día porque creo que sí somos capaces de sentir mucho más como si estuviéramos en la piel del otro. No lo ejercitamos y me desconciertan más y más sus comentarios porque no me checan nada con lo que yo entiendo y siento de ciertos temas como la muerte o como un chavo que me presentaron y cada uno arma sus historias al respecto. Estoy algo desconcertada y creo que aplican el silencio y la meditación y ayudar desde ahí. Creo que también es la edad mía que avanza y la gente cercana acumula malestares y frustraciones y los meten en lo que me pasa y les platico. No me leo en lo que dicen. Ya no diré nada. Reflejaré abrazos, alegría y amor. Pensaré en temas bonitos y en lo bello que es compartir la vida. Descentrarnos y capturar más sonrisas. Leer la vida y la muerte diferente, la enfermedad. Nos aferramos a lo que fue, Abrirnos más, fluir, ser esponjas y sanar, como los niños. Ellos sí saben más y se los quitamos. Transformar y crear. Responder con un sí. Vivir el presente. Compartir. Conversar. Escuché en mi programa de filosofía que la certeza puede ser patológica. Levinas insiste en no etiquetar. Mi amiga cuenta que cuando su madre enfermó, ella debía calmar a los que la aproximaban. Somos seres extraños. Estamos y después cambiamos o ya no estamos y lo que es de la vida, es ayudar e interpretar positivo todo. En especial escapar de las infames categorías. Una parte importante es hablar mucho menos y sanar paso a paso y compartir. Ya si vamos a hablar decir lo positivo. No es evadir pero las tendencias importan mucho. Nuestros gestos. Desapegarnos siempre y dar sonrisas. Reinterpretar desde la historia nueva y brillante. Algo así.
Fluir en amor y dar desde el regocijo de estar para todo otro en amor
No hay comentarios:
Publicar un comentario