Perasha Metsora 14:33
Y le dijo el Eterno a Moisés: “Cuando vengáis a la tierra de Canáan que os doy en posesión y ponga mancha de lepra en alguna casa de esta tierra, el dueño de la casa acudirá al sacerdote diciendo: Algo como lepra se me apareció en mi casa. Entonces, el sacerdote dispondrá que la casa sea abandonada antes de que él entre allí a examinar la mancha, no sea que se haga impuro todo lo que hay en la cada y luego vendrá el sacerdote para ver la casa. Examinará la mancha. Si las haya en las paredes de la casa, como depresiones de color verde obscuro o rojo obscuro, el sacerdote saldrá de la casa y en la entrada cerrará la casa por siete días…Y purificará la casa con la sangre del ave… Ésa es la ley de la lepra.
Nuestra casa, dentro y fuera, somos uno, purificarnos, no enfermar, ni contagiar el mal, cuidar la palabra, el sacerdote como doctor, profundizar para comprender más nuestros símbolos y rituales, la enfermedad y la muerte en especial, no las hemos comprendido.
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