Grace Nehmad

lunes, 11 de abril de 2022

Ayudar más y mejor

 

El marqués de Sade dio su nombre al sadismo que es tomar placer del sufrimiento de otros y causó desafortunadamente gran impacto. Era perverso inteligente y lúcido en sus elecciones existenciales que da coherencia a sus ideas. Celebró lo monstruoso y ello nos asombra. Tuvo mucha influencia y eso es difícil de aceptar pues llevó y sigue llevando a muchos a actos malvados y no son aceptables estos vicios violentos. La humanidad no debe inclinarse a ello. Es lo monstruoso inhumano y nos perturba. El problema viene desde la dualidad y se justifica su inhumanidad desde la razón lo cual es terrible. Tuvo empatía porque tenemos ese monstruo dentro y no lo aceptamos, nos salva su mirada que no castiga a nuestro monstruo interior. Pero no me convence su postura. Ese placer debe ser reorientado y curado. No tiene compasión y es ubicar nuestro intelecto en valores elevados. Él invierte la moral. Nietzsche me es más justificable en su voluntad de potencia. Es creatividad por sí misma que también puede ser positiva al menos, tampoco la puedo sostener sin moral. Lo interesante en Sade me parece es el aceptar nuestras pulsiones negativas y violentas, eso revela y reconocemos nuestra verdadera naturaleza y así podemos conscientemente trabajarla y cambiarla para bien sin vergüenza de lo que somos. Aceptarnos es importante para continuar. Se trata de asumirnos para poder cambiar es educarnos y reubicar nuestra crueldad de nacimiento en conciencia. Podemos entonces pulir nuestro ser para ayudar y ser mejores. El mal es nuestro orgullo egoísta, el sadismo es un ateísmo. El hombre es malo por naturaleza para Sade y somos una civilización corrupta y mentirosa que hasta se inventó a Dios. Podemos me parece tomar la parte de la conciencia del mal en Sade y educarnos para ayudar a otros en amor.


En nuestra aceptación, nuestra naturaleza, está nuestra superación para ayudar a otros en amor, más y mejor

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