Grace Nehmad

jueves, 7 de octubre de 2021

Humanización necesaria

 

El marqués de Sade es escritor, pero más bien filósofo con su sadismo, entre su perversidad se permea un pensamiento coherente, una visión del mundo que eleva a un pensamiento filosófico. Es monstruoso física y moralmente. Deprava su pensamiento perverso, pero él quería liberar las rígidas restricciones morales sociales. Su monstruosidad es humana y se nos aparece en dualidad con presencia del otro y del mismo. Es empático y eso nos atrae a él. Su propuesta atrae y despierta, pero distorsiona en su perversidad y nos atrae porque somos pervertibles. De hecho, la perversión la tenemos a un paso. Es un aspecto cerebral el ser empáticos. Ver a otro sufrir nos lastima. Nos podemos sustraernos de nuestra sensibilidad y tendemos a dejarla fuera. Lo malo es cuando la empatía se torna perversión, y derivar placer de nuestras oscuridades. Es lo que hace Sade. Nos sacude su propuesta y rompe con rigideces morales, pero no me parece positivo caer en la perversión que es monstruosa y animal. Creo que nuestra humanidad es ante todo racionalidad sensible y no depravación. Es elevar nuestra ética y moral y no al revés y voltear los valores, burlarse de todo al obtener placer del mal, tornarlo vicio. Voluntad de poder es fuerza creativa y la de Sade es destructiva. Para Sade no hay dialéctica como en la voluntad de poder, es sólo inversión de valores. En mi perspectiva, ninguna de estas dos visiones filosóficas es válida. Ayudan al romper rigideces y concientizarnos de áreas de nuestras potencialidades humanas, pero de ahí, me parece que debemos superar a estos autores y volver a la ética en razón y sensibilidad tal como lo sugiere Levinas.

Mostrar nuestros colores en protección y ética, en control y razón sensible

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