Grace Nehmad

lunes, 4 de octubre de 2021

Búsqueda de la verdad en unicidad, tiempo del otro, camino interior para

 

 

Pascal es científico, pero tiene filosofía y mística en su noche de fuego. Nuestro Pascal es muy religioso, pero también un santo laico porque busca la verdad que escapa la razón y el corazón. Su creencia es de búsqueda permanente pues la verdad es infinita. Lo que creemos conocer se nos escapa siempre. La vida religiosa busca siempre. Corta su vida en tres, las ciencias abstractas, la ciencia del hombre y después la búsqueda de Dios. Su inteligencia busca comunicar y unir, no desunir. Verdad no egoísta. Es Pascal un investigador preocupado por el bien común, aunque no tenga discípulos. Su inteligencia es práctica y lineal con un corazón intelectual y afectivo que desea el bien común. No se trata de que cada uno defienda su verdad y no hay cohesión. El progreso en Pascal es inspirador. Se convence de razones que encontramos desde dentro. No se puede economizar en la búsqueda, es de cada uno en ese sentido sí y no en el sentido de buscar convencer de la propia verdad en lugar de compartir. Pascal tuvo una experiencia intensa de Dios y ella lo empuja hacia Dios, su deseo de Dios se potencia. Se trata de un corazón que va hacia Dios, en cuerpo y alma en la inmediatez de Dios. Dios es íntimo y cercano para Pascal. Su mística es entrar en el misterio de Dios. El misterio del hombre se conecta con el misterio divino. Me atrae mucho su desarrollo en matemáticas y en el corazón y la razón, en Dios. Me siento profundamente identificada. La abstracción matemática ayuda a observar y sentir el universo. Me gusta sintetizar y meditar abstracciones. Medito en el camino de Pascal y en las verdades que logren no ser egoístas, en la búsqueda constante. Entonces pienso en Levinas y en su idea del tiempo del otro, de entrar en él desde la diacronía, que busca la unicidad lejos del concepto de dominante-dominado, ¿ cómo acceder a ella? ¿a la exterioridad? ¿al tiempo del otro? Reflexiono en estos temas para que al rato que me tope con otro logre entrar en su tiempo y asistirlo como debe ser, para su desarrollo, más allá aún de lo que me pida directamente.


El abstracto que lleva al otro, a la unicidad en diacronía


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