He estado reflexionando sobre varios puntos que
quiero compartirles. La historia leída de manera lineal de entrada es excluyente.
No excluye toda diferencia, pero sólo admite las que provienen de derivaciones
de lo aceptado inicialmente, es lo que el modelo acepta y de ahí que una visión
así no admite imprevistos ni regresiones y deja mucho fuera tal como ha
sucedido en los cinturones de miseria de nuestras sociedades occidentales. Por
otra parte, ¿desde dónde construiremos nuestros horizontes de percepción que
fijen objetivos sin pecar de control? No logramos abrirnos realmente a la
diferencia ni adaptarnos a lo que resulta que es diferente de lo que se plantea
inicialmente. No conseguimos abrirnos al miterio del otro, a su tiempo, a su
infinito, a su historia que se mueve y reconstruye a cada instante. Pienso que
es importante combinar nuestras formas de conocer, racional y sensible, no
racional. Es intencionalidad que se abre y ya no haya unidireccionalidad. Más
allá de un sistema, hay goce de los contenidos del mundo dice el Doctor Ramses
en la ponencia de la AFM sobre ética y Levinas. Para moverse al goce y al fin
en sí mismo y no con una finalidad que lo reduce. La vida sensible nos desdobla.
Tender hacia, es goce en independencia del tiempo, es flujo sin objetivos. Por
otra parte, estudiando de lógica aristotélica veo que también hay razón interna
y externa. Hay también ambivalencia entre el ser y la nada. Entre la vida y la
muerte, presente y su dominio, fuera del no sentido. El ego debe ser desfondado
y abierto. Arriesgándolo a la sinceridad en salida del sí en apertura, dice el
doctor Ramses. Ello nos conduce de la paciencia a la esperanza y a la apertura
y a lo trascendental. Tenemos que conjugar me parece intencionalidad y
apertura, pensamiento racional y sensible. No podemos avanzar nuestro mundo sin
lógica, causa y efecto, sin ideales y objetivos. Tal como dije en tu horizonte
en mí es mejor pensar en el yo ideal del otro, pero sigue habiendo
intencionalidad y de ahí es abrirnos a lo otro desde este lugar concreto,
abrirnos a lo sensible, al misterio y al tiempo del otro. Estas gratas combinaciones
pienso que nos ayudarán a integrar a todo otro, a lo otro y a ayudar cada vez
más y mejor al rostro del otro que nos interpela, sin dejar fuera a grandes
porciones de la población que no logran comportarse como lo deseamos. Y entonces podríamos evitar genocidios como hemos visto en la historia, como nos presentó el doctor Francisco y tantas violencias y aterrizar la lucha social como se discutió de la teoría de la liberación en Dussel y Scannone desde el otro levinasiano.
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