La estética de Hegel es la vida del espíritu,
de las grandes ideas, como en filosofía, pero en material sensible, igualando
lo bello a lo bueno. La fuerza y debilidad del arte se da de ahí pues se expresa
diferente, toca y mueve más que un concepto, las ideas pasan por lo sensible y
más fácilmente que en filosofía o ciencia nos sacuden, pero su debilidad puede
ofuscar el concepto que intenta transmitir cuando la emoción desborda y
perdemos visión. Al unir la estética a la filosofía levinasiana del otro
intento generar el impacto sensible y que seamos capaces después de aceptar
nuestra humanidad racional y sensible, que une mente y corazón, de discernir
nuestras ayudas a todo otro sin caer en la evasión o manipulación, centrándonos
en la ética sensible, desde la exterioridad que regresa a evaluarse para actuar
en cuerpo y alma en dirección al otro.
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