Barthes nos habla del lector que completa el texto y lo reinterpreta. Volvemos a la idea del otro, de su mirada, de ser para. Así, se abren diferentes perspectivas a nosotros y somos empujados a mirar en conciencia, a cambiar, a educarnos desde el ser interior en conexión, lejos del egocentrismo que nos domina como humanos y no nos permite ver diferente. No tomamos un papel creativo en los textos que leemos y no queremos comprometernos con nada. Levinas nos llama a la acción en este mundo que nos necesita y nos invita a crear juntos y proyectar un mundo mejor desde la escucha como propone el judaísmo. Pienso que al hablar de ontología y educación hoy en día no podemos quedarnos con La idea de Heidegger de ser pastores del ser y dejar que éste se revele de manera pasiva, debemos actuar, construir juntos, escuchar y reinterpretar. Es importante conocernos y saber de nuestra identidad, de nuestro legado y raíces para de ahí continuar agregando al camino que tejieron nuestros antepasados y pulirnos desde ahí en unión y vinculación. También podemos ir más allá de la intencionalidad Husserliana. En un primer momento defino y conozco los objetos en función de mí y después los reinterpreto en función del otro y a través de su mirada, para asistirlo más y mejor. La educación tiene muchos retos en nuestro mundo moderno y pienso que podemos abrirnos para brindarla a toda edad con estas características más activas y propositivas, de reinterpretación, vinculación y compromiso. Se trata de descentrarnos y escuchar y crear juntos nuestra nueva realidad en compromiso y acción.
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