Elegimos jefes y en esta época parece que ya no los queremos, queremos autogobernarnos pero necesitamos líderes y empuje diferente, renovado a cada paso. Aumentan el fanatismo y una necesidad de aceptarlo todo sin límites. Necesitamos dirección pero terminamos dominados por la seducción. Los jefes nuevos siguen siendo carismáticos pero invitan al libertismo y al individualismo. Tratarse de saltar la etapa egocrática y fascista, es aceptar esa libertad sin embargo aún tenemos dualidad que nos gobierna con circunstancias extrañas de no querer soltar la autoridad y las figuras de protección y paternalistas. Es una aspiración superar esa etapa y poder hablar de manera más sincera y congruente, integral con un modelo de dirección distinto menos autoritario, jefe no es padre, es un hermano auténtico decía Fromm más bien rebelde y turbulento con soluciones diferentes y creativas sin caer en el extremismo. Debemos encontrar este tipo de jefes creativos que trabajen de manera distinta para nosotros en respeto a la libertad y al individualismo sin caer en fanatismos. Debe ser posible.
Nuevas formas de gobiernos que respondan en libertad y autenticidad
No hay comentarios:
Publicar un comentario