El que enseña desborda su conciencia y es en conciencia más bien desde una exterioridad pensada y se juzga hasta la libertad misma del pensamiento. Todo se asume de manera libre. La presencia del ser en el fenómeno rompe el carisma del mundo y le aporta positividad por excelencia que es una asociación como experiencia del ser. La certeza reposa en mi libertad. Es mi libertad la que finalmente toma responsabilidad de lo verdadero. Pero mi libertad no tiene la última palabra y no estoy solo. Hay reciprocidad y diálogo, un intercambio moral que comunica ideas. La libertad coincide con la exterioridad nos dice Levinas. Hay una responsabilidad que me permite ver desde fuera y r’tomar decisiones de manera libre desde la verdad, desde la conciencia del otro
Entregarme al otro en verdad y conciencia
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