Grace Nehmad

lunes, 8 de julio de 2024

Retornar del éxtasis

 Éxtasis y separación

En el éxtasis tiembla el ser egoísta. El éxtasis separa, pero debe ser para ir hacia la exterioridad cuando el Mismo se contrae, dejando la puerta abierta a la exterioridad, haciendo el vínculo con el infinito. Desde la interioridad que rompe el éxtasis es necesario que se busque otro destino que el simple placer animal. Es necesario que desde el camino interior se vea una puerta al exterior. Así la interioridad debe, nos dice Levinas, estar a la vez cerrada y abierta. Es justamente por aquí que se describe la posibilidad de despegar de la condición animal.


Entran aquí la inseguridad y el miedo al mañana, su preocupación. Se acoge al rostro y en la espera se logra la trascendencia. Así, la luz del rostro es necesaria para la separación, pero fundando la intimidad de la casa. Se integra la trascendencia en una síntesis.

Me parece un intenso proceso el que plantea Levinas en Totalidad e infinito. Aquí lo he parafraseado, rescatando las partes de mi interés. Veo que estos procesos de transformación demandan mucho de nosotros, estar presentes y separarnos para desde el interior abrirnos al infinito en el rostro del otro y concretar en lo terrenal, alejándonos del animal en éxtasis y placer que enajenan. Me suena a un perdido y encontrado, a ese salir para retornar al otro en amor.



En el café te vas lejos, éxtasis de meditación y retorno al otro

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