La libertad que buscamos
La presencia esta en el lenguaje, en el rostro del otro comienza, nos dice Levinas en Totalidad e infinito. La relación con el rostro es bondad. La exterioridad del ser es bondad ella misma. La libertad, es evento de separación en lo arbitrario que constituye al yo, manteniendo al mismo tiempo la relación con la exterioridad que resiste moralmente a toda apropiación y a toda totalización del ser… el conocimiento común marcha hacia la unidad. La violencia aquí se revela como razón y nos arranca de nuestra parte sensible e individual pero el chiste es llegar a la verdad metafísica de lo que es desde el respeto y aceptación. El ser busca acceder al logos sin eliminar el racionalismo ni el ideal de libertad. La verdadera exterioridad es metafísica, no es peso en el ser separado y lo dirige. Al encontrar a la mirada del otro, tiembla mi libertad para perseguir la libertad del otro y sólo aquí se justifica la libertad. Aquí encontramos al otro en la justicia. La moral preside a la verdad. A la libertad se le da una exigencia infinita. Así la moral no es una rama de la filosofía, es la filosofía primera que se desenvuelve en el rostro del otro. Me es central regresar a Levinas y como una biblia desentrañar los sentidos profundos de sus palabras y aclarar la dirección de esta existencia como experiencia física en la tierra de un ser humano espiritual. Pienso que vinimos a unir cuerpo y alma en el rostro del otro que nos abre el infinito. Es un gran reto porque debemos combinar lo finito con lo infinito, pero Levinas nos llevará de la mano, lo sé.
Libertad en movimiento en el rostro del otro
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