Jimena quería encontrar el centro de su historia y se buscaba en sueños alternativos.. Intentaba sospechar los ritmos de su vida y las dimensiones de sus diferentes misiones existenciales y sus alcances. Sus caminos se tejían en signos que no dilucidaba del todo y eran esbozo de sus primaveras por vislumbrar, lo sabía. Ella quería saber observar los distintos tonos de su existencia. Ciertos valores la llamaban a profundizar y otros, no. Le gustaba el teatro, representar la propia vida en otros personajes-espejo, espejos y realidades, valores y equilibrios. Jimena quería como un gato saber deslizarse por las dimensiones ocultas de esta tierra, las no evidentes que la llamaban a representarse más luminosa y desapegada, libre. Es que normalmente se iba demasiado por el orden y equilibrio cuando una voz intimidante la presionaba desde las profundidades de su ser, la juzgaba de más, ¿por qué? Y no conseguía confiar más en sus claroscuros, en sus decisiones. Por eso se vivía mejor en el teatro y ahí se atrevía a ser todo otro, pero nunca sí misma pues no soportaba equivocarse o que la juzgaran tibia. Y los últimos tiempos entendió que los plazos la alcanzaban y debía soltarlo todo y ser autentica desde sus raíces para darse en todos los caminos de su vida en todas sus tonalidades y espejos, en libertad.
Jimena se miraba en aceptación
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