Perasha Jukat
Resumen de la Parashá de Jabad
Números 19:1-22:1
Moshe es enseñado las leyes de la Vaca Roja, cuyas cenizas purifican a una persona que fue contaminada al ponerse en contacto con un cadáver.
Luego de 40 años de viajes a través del desierto, el pueblo de Israel arriba al desierto de Zin. Miriam fallece y el pueblo queda sediento de agua. Di-s dice a Moshe que hable a una piedra y le mande a dar agua. Moshe se enoja con los rebeldes Israelitas y golpea la roca. Fluye agua, pero Moshe es informado por Di-s que ni el ni su hermano Aharón ingresarán a la Tierra Prometida.
Aharón fallece en Hor Hahar y su hijo, Elazar, lo sucede en el puesto de Sumo Sacerdote. Serpientes venenosas atacan el campamento Israelita luego de otra erupción de descontento en la cual la gente "habla contra Di-s y Moshe"; Di-s manda a Moshe a colocar una serpiente de cobre sobre un palo alto, y todo el que observe hacia lo alto será curado. El pueblo canta una canción en honor al pozo milagroso que les proveyó agua en el desierto.
Moshe lidera al pueblo en las batallas contra los reyes Emoritas Sijón y Og (que buscan impedir el paso del Pueblo Israelita por sus territorios) y conquista sus tierras, que se encuentran al este del río Jordán.
Nos dice Rab Sacks:
El episodio más llamativo de Chukat es el momento en que la gente se queja de la falta de agua. Moshé hace algo mal, y aunque Dios envía agua de una roca, también sentencia a Moshé a un castigo casi insoportable: “No traeréis esta congregación a la tierra que os he dado”. Bamidbar 20:12 Me parece que la conexión más profunda no se encuentra entre la muerte de Miriam y la falta de agua, sino entre su muerte y la pérdida del equilibrio emocional de Moshé. Miriam era su hermana mayor. Ella había velado por su destino cuando, siendo un bebé, lo colocaron en una canasta y flotaron por el Nilo. Ella había tenido el coraje y la iniciativa de hablar con la hija de Faraón y sugerirle que fuera amamantado por una hebrea, reuniendo así a Moshé con su madre y asegurándose de que creciera sabiendo quién era y a qué pueblo pertenecía. Le debía su sentido de identidad a ella. Sin Miriam, nunca podría haberse convertido en el rostro humano de Dios para los israelitas, legislador, libertador y profeta. Al perderla, no solo perdió a su hermana. Perdió el fundamento humano de su vida. En duelo, pierdes el control de tus emociones. Te encuentras enojado cuando la situación requiere calma. Golpeas cuando debes hablar, y hablas cuando debes callar. Incluso cuando Dios te ha dicho qué hacer, solo escuchas a medias. Escuchas las palabras pero no entran completamente en tu mente. Chukat trata sobre la muerte, la pérdida y el duelo. Por eso la parashá comienza con el ritual de la Vaca Roja, cuyas cenizas, mezcladas con la ceniza de madera de cedro, hisopo y lana escarlata, y disueltas en “agua viva”, se rocían sobre quien ha estado en contacto con el muertos para que puedan entrar en el Mishkán. Este es uno de los principios más fundamentales del judaísmo. Desfiladeros de la muerte. Con gran sutileza, la Torá mezcla la ley y la narración: la ley antes que la narración porque Dios proporciona la cura antes que la enfermedad. Míriam muere. Moshe y Aharon están abrumados por el dolor. Moshe, por un momento, pierde el control, y él y Aaron recuerdan que ellos también son mortales y morirán antes de entrar en la tierra. Sin embargo, este es, como dijo Rambam, “el camino del mundo”. Somos almas encarnadas. Somos de carne y hueso. Envejecemos. Perdemos a los que amamos. Por fuera luchamos por mantener la compostura, pero por dentro lloramos. Y sin embargo debemos esforzarnos por recordar que la vida continúa, y lo que empezamos, otros continuarán.
Pienso que podemos tratar siempre de ir más lejos en nuestros encuentros y misiones y agradecer cada instante de vida elevando a todo otro en amor.
Profundizar en los ciclos de vida y aceptarlos, conscientemente vivirlos y saber manejar nuestras emociones para transformarlo todo en amor y cuidado siempre.
¡Shabat shalom a todos!
Grace Nehmad
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