Grace Nehmad

jueves, 11 de julio de 2024

Pensamiento y acción

 Pirké Abot, Pérek 5, Mishná 6.2

Diez cosas fueron creadas en la víspera de Shabat en el ocaso. Y éstas son: La boca de la tierra. La boca del manantial. La boca de la burra. El arco iris. El Mán. El báculo de Moshé. El Shamir. La escritura. La inscripción. Las Tablas de la Ley. Hay quienes afirman que también fueron creados: Los espíritus dañinos. La tumba de Moshé, nuestro maestro. El carnero de Abraham, nuestro padre. Y así mismo, hay quienes afirman que también las primeras tenazas fueron hechas”.


Preguntó Rab Mijael Perets en su libro Otsar Mi Sinai: ¿Cuál es la necesidad de enseñar cuándo fueron creadas las cosas que se mencionan en la Mishná? Responde que las trajo para enseñarnos que las cosas tienen un orden en la vida, todo está predeterminado. Es decir, los sucesos cotidianos no son fortuitos, no existen las casualidades. Todo está previsto desde los primeros días de la creación, lo que le sucede a cada uno en la vida tiene una razón de ser. Todo es una consecuencia de los actos del hombre, ya sea como recompensa, como castigo o como prueba... Este concepto es difícil de asimilar por la mente humana, pero eso no significa que no está ordenado desde la Creación; lo que ha sucedido en la historia ha existido en potencial desde el principio de los tiempos. Cuando hubo una necesidad, por ejemplo, un animal se expresó verbalmente para reprochar a un malvado. No fue una solución a un problema del momento, fue algo premeditado desde el principio de la Creación. Si la persona tiene en mente estos conceptos, podrá enfrentar mejor su travesía por este mundo porque no estará desprevenida al saber esto de antemano.

Encontramos un comentario estremecedor del Rambán, respecto a la Providencia Divina, al final de la Pershat Bó: dijo que la persona no tiene parte en la Torá de Moshé, sino hasta que alcance la convicción absoluta de que todo lo que nos ocurre y todas nuestras acciones, son todos milagros (intervención y providencia Divina), no hay en ellas naturaleza, ya sea en lo colectivo como en lo individual, no hay nada en este mundo que suceda por casualidad, todo se rige según Su Voluntad, como dicta en el Talmud: La persona no mueve ni un dedo en este mundo sin que antes lo anuncien y pregonen desde el Cielo, significa, que nadie puede hacer nada sin la previa aprobación del Creador.


Sabernos acompañados siempre es muy importante y convertirnos en canales de luz pues las ideas llegan a nosotros por alguna razón, nos sanan los actos positivos, a nosotros y a otros. Escuchemos siempre las voces positivas y benevolentes y llevémoslas a la práctica.

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