Pirké Abot.Pérek 3, Mishná 10.1
Él solía decir: aquél que es placentero a sus semejantes, lo es también para el Eterno; y todo aquel que no es placentero a sus semejantes, tampoco es placentero para el Eterno.
El rey Shelomó dijo: Así como en el agua el rostro contesta al rostro, así el corazón del hombre al hombre. Quiere decir: así como una cara se refleja en el agua clara, de la misma manera el corazón refleja el corazón del prójimo: si se muestra una actitud afable hacia otro, el corazón de aquel también se sentirá bien; si es un sentimiento malo también éste lo percibirá y lo reflejará, tal como si lo hiciera delante de un espejo.
“Si el hombre goza de júbilo interior, pronto éste es reconocido sobre su semblante”.
Tratemos pues de tener un rostro agradable y de ser placenteros con todo otro y ello será reflejado dentro y fuera con nuestra conexión divina y en expansión. El caos cotidiano lo podemos poner a un lado y buscar estas conexiones dentro-fuera, este semblante agradable que ama e ilumina a otros siento canal divino.
No hay comentarios:
Publicar un comentario