La humanidad tiene un lenguaje común por ser especie y estamos unidos. La traducción es posible y la lengua es perspectiva de vida. Podemos unirnos y comunicarnos desde ahí, desde la aceptación de la diferencia y su riqueza que nos ayuda a reinventarnos. El don es la generosidad pura, un acto de amor que es desinteresado, es la ética que se entrega al otro y a su trascendencia. La bioética no es objeto económico, es don en relación interpersonal de intercambio directo que se da en el cuerpo, desde y para. Es preciso y no místico, es aterrizado en intensiones positivas y en regalos desinteresados. Es el don el corazón de dar entre humanos desde el cuerpo y la lengua es perspectiva en el don del alma, se da desde la palabra que se comparte y une en amor. La traducción puede ser violenta si se deja fuera la esencia del otro y no se realiza desde el don de dar y ayudar y no para dominar y someter al otro. El don de dar está en el cuerpo y en el alma para todas las relaciones interpersonales. Trabajemos para que toda relación nos ayude a evolucionar como humanidad y resolver todas nuestras carencias en enriquecimiento de lenguas y en unión, en cuerpo y alma.
Un beso de ayuda en cuerpo y alma
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