El mito de desaparición de la humanidad ha sido una constante pero aquí estamos y entonces, no parece real. Es quizá también como un deseo de un cambio, de sanar temas negativos que arrastramos. Después también por nuestra persistencia en el planeta pensamos en el cuidado de personas y relaciones pero también de los objetos y su transformación, del cuidado del medio que nos alberga. La esperanza de vida aumenta y nuestra degradación. Son temas intensos que debemos concientizar y enfrentar. Es la piedad en Rousseau, la percepción de una frontera entre los animales y nosotros, entre nuestro medio y nosotros. Los niños disfrutan y comparten más con animales y naturaleza, son más sensibles. Su vulnerabilidad los vuelve más sensibles y después nos vamos independizando y queremos dejar nuestra sensibilidad pero con la edad también queremos reanimar objetos para no perder nuestros vínculos con los objetos, medio y personas, pero a veces es también una dependencia negativa en cuanto a todas estas relaciones que debemos repensar y decidir buscando salud y equilibrio natural en vínculos puros de desarrollo y acompañamiento.
Vivimos en vínculo, conciencia que ayuda a existir en amor, compartir en cuidado y transformación
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