Horizonte de verdad en saber

 Sócrates sabe que no sabe nada. Es acusado de corromper a los jóvenes. Lo acusan de creer que sabe más que todos y decir que no aabe nada… pero eso dice el dios de Delfos y entonces Aristóteles hace encuestas a cada uno y hasta el poeta no sabe cómo fundamentar su práctica, nadie sabe explicar su práctica, ni los políticos saben justificar su ciencia y buscar estas respuestas y por ello lo condenan. Sócrates pretende no saber nada y sabe más que todos de este saber más profundo de saber justificar la propia vida y práctica. Parece simple este saber y no ser nada y así es, pero a la vez, es todo, y debemos tener este saber profundo de lo que somos y defendemos, de lo que hacemos. No vinimos al mundo a hacer por hacer, a dejarnos caer en un cotidiano sin sentido que tiende al absurdo del que habla Camus, en donde nos convertimos en extranjeros enajenados bajo la propia piel como el personaje central de su novela El Extranjero. Nuestra misión de vida debe justificarse en el rostro de todo otro diría Levinas. Vinimos a asistirlo, a responderle, a superar el absurdo existencial y aunque no lo comprendamos todo, debemos avanzar y aclarar para ayudar más y mejor en un horizonte de verdad hasta lograr toda redención, la redención final.

Saber claro y simple