Isaías 2:2
Y ocurrirá al fin de los días, que la montaña de la Casa del Eterno será como la cumbre de las montañas y exaltada será sobre las colinas y todas las naciones fluirán hacia ella. Y vendrán muchos pueblos que dirán: “Venid, subamos a la montaña del Eterno, a la Casa del Dios de Jacob(Yaakov), Él nos enseñará Sus caminos y andaremos en Sus senderos”… los pueblos convertirán sus espadas en arados y sus lanzas en hoces. Ninguna nación levantará espada contra otra nación, ni aprenderán más la guerra.
¡Que así sea! Más temprano que tarde que venga la paz anhelada y se materialice para elevar toda existencia a una nueva dimensión de desarrollo libre de guerras, libre de faltas de comunicación, en unión y armonía, en amor y cuidado, en cercanía a todo otro y a Dios.
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