Dice mi Rav Yerahmiel Barylka: Y Yosef, como leemos en nuestra parashá, le expresó un deseo especial a Binyamin cuando fue llevado a Egipto, “Elokim yojnejá bení” – “Dios tenga misericordia de ti, hijo mío”. (43:29). Las últimas tres letras de la palabra “yojnejá” son j.n.c, la raíz de la palabra “Janucá.”
Pienso que en el milagro de Januká hay misericordia divina, recién pasamos januká y nos conectamos con sus milagros, sigamos pidiendo por los milagros en toda existencia, por la misericordia divina en todo momento. Y para conectarnos con esta energía, empecemos por observar en asombro radical cada instante de vida y agradecerlo, por vivir cada instante para darnos al otro en amor, para asistirlo, nuestra misión.
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