Job sintió sus días terminados, sin propósitos en el corazón, ensombrecido. Me pregunto si podemos realmente cambiar las ganas de vivir, energía divina en nosotros, ¿cómo se transforma en nosotros y de qué depende? Afuera la situación puede ser desesperada y todo depende de cómo la vivas, ¿podemos cambiar la sensación interior de luz en nosotros? ¿Lo exterior es reflejo de lo interior? ¿De manera colectiva o individual? ¿Influimos en ello y es persistir? Yo creo que sí porque nada es inmediato, juego entre persistir y aceptar, reto de vida y muerte de cada aspecto de la vida. Hacer el bien y crear, ver por el otro, nos llena de luz. Que Dios nos permita siempre estar firmes y unidos como en la perasha de esta semana Nitzavim y responder en presencia.
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