Grace Nehmad

jueves, 4 de junio de 2020

Una semana de crecimiento espiritual


Esta semana aprendí muchas cosas nuevas. La pandemia sigue allá afuera y desde el encierro pude avanzar mucho. Estuve estudiando a mis autores de filosofía dentro de la revisión que me propuse hacer y escribiendo sobre Levinas. También continué con mis clases en youtube y desarrollé todas mis actividades cotidianas en paz. Aprendí que ya no debo de sacudir al que no quiere despertar, que quiero continuar mi trabajo en la tierra con aquellos con los que vine a trabajar en cada momento y dejar pasar más, dejar de esforzarme por dar y embonar, por complacer. He buscado mucho mi camino, ya lo encontré, pero también, ya lo acepté. Es que estoy muy pegada a mi familia y sin embargo, quedo fuera de sus maneras de ver al mundo y de actividades que ellos comparten en su mayoría. Siendo la más chica de mis hermanos, me construí sola y como mis padres son muy influyentes en la comunidad,  muchas personas los siguen y yo trato y trato de aproximar su disco de actividad y no embono ahí. Tengo mis propios círculos y afortunadamente soy muy social, pero la ilusión de unión con mi familia ha sido intensa. Y sí estoy unida, pero no desde donde hemos hecho intentos infinitos por unirnos, desde otras partes y ya sería bueno abrirme a esas realidades y aceptar los cambios y vivirme diferente, desde la luz que emana de mí para compartirse sin todas esas condicionantes. A mí me gusta ser y compartir y todos tenemos derecho a ello, en humildad y sin pretender ser los que no vinimos a ser ni a tener lo que no nos pertenece, ni a dar lo que no es nuestro. Mejor es escuchar y dar cuando estemos juntos y hacer lo mío por mi parre como en realidad desde niña aprendí a hacerlo con muy hermosos resultados.


Desde mi interior ilumino mis colores
al mundo. Consigo ser y dar  en amor,
desde la fuente inagotable
de luz que crece en mi centro.


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