Grace Nehmad

martes, 16 de junio de 2020

Lo sagrado en Levinas es escuchar más allá incluso de lo que te dicen

Quisiera aquí hacer una reflexión sobre este tema. Podemos interpretar los tiempos de crisis como nuestros tiempos y cómo podemos ayudarnos a través de las enseñanzas que nos dejó Levinas, de su pensamiento filosófico. Creo que Levinas tiene mucho que aportarnos e iluminarnos para enfrentar los tiempos de crisis que estamos viviendo. La crisis que él vivió en su tiempo es el origen mismo de sus aportaciones, detonador de sus reflexiones y hallazgos.

La crisis para Levinas y su respuesta

Para Levinas la crisis vivida en su existencia fue la shoah y la respuesta que da es regresar a la filosofía primera que es la ética y enfocarse en la escucha, en el otro, en atender a su llamado como misión existencial.

Lo sagrado y la solución para hacerse más santo no es alejarse a una cabaña como propone Heidegger (su maestro del cual se separa y en general la filosofía antes de Levinas se centraba sólo en el ser como pregunta de investigación), o a una cueva a la mitad de la nada como proponen los monjes en el camino oriental. Se trata de buscar a Dios en el rostro del otro que nos interpela y la elevación espiritual vendrá de darse al otro en humildad, en amor, en ese dar que emane de nuestro centro, en un ejercicio cotidiano que lo consiga de manera natural, ya incluso más allá del código Halájico ético que desde el judaísmo así lo estipula. Y es que en un ejercicio cotidiano el cuestionamiento de la acción de dar debería desaparecer. Levinas nos diría, incluso en esos casos, el tercero debe juzgar nuestros actos para comprobar su derrotero positivo. ¿Cómo podemos realmente lograr escuchar al otro? Creo que lo que nos pasa hoy en día es que bajo la falsa ilusión del acuerdo proponemos una solución compartida de manera dialéctica que nos lleve a una síntesis. Pero Levinas no está de acuerdo con la dialéctica Hegeliana. Levinas nos diría que en realidad no estamos escuchando, que buscamos convencer y someter y no ayudar. En una falsa idea de dar y compartir, le ofrecemos al otro que se adapte a nuestras condiciones y pretendemos escucharlo desde nuestra mirada egocéntrica, tal como si sus palabras fueran las nuestras. No funciona de esta manera la filosofía que propone Levinas. Escuchar es olvidar las exigencias materiales del cuerpo tales como el deseo que se convierte sólo en deseo de asistir al llamado del otro y tratar de ayudarlo de la mejor manera. Creo que hoy en día en general justificamos las actitudes egoístas juzgando a la filosofía levinasiana como asceta e imposible de realizarse, como utópica. Si escucháramos, no veríamos ese ceder como un sacrificio, sino como una oportunidad de dar que nos elevará.

La oportunidad real es la de salirnos de nuestro letargo y escuchar. La crisis de la shoah nos sacude y el cotidiano actual contiene diversas crisis que no queremos escuchar; ¿cómo escuchar? Si en cada acto que hacemos pensáramos más en el otro que en nosotros serían muy diferentes los resultados y seríamos santos, ¡nos elevaríamos todos! Pero en lugar de eso, estamos buscando el supuesto acuerdo que nos beneficie más que al otro ciertamente y contándole los sacrificios que hacemos por él en una lista oculta que nos hace creernos dadivosos.
Desafortunadamente, nada hemos comprendido a Levinas en la práctica y nos escudamos en verlo como inaplicable a nuestras vidas o argumentando que su filosofía utópica es producto de una tragedia como lo fue la de la shoah.

Las tragedias y el caos actuales están a la vista, nada queremos escuchar. 

Escucho tus colores

Lo sagrado sería escuchar profundamente lo que pasa, aceptarnos imperfectos y aceptar la angustia propia de la existencia sin por eso huirle ni dejar de enfrentarla. Levinas dice que no queremos aguantar la angustia de sabernos incompletos ni enfrentar la entrelínea que dice mucho y sugiere de diferentes maneras en un grito ahogado pide ayuda sin decirlo directamente.

En tiempos de crisis lo sagrado para Levinas entonces no se encuentra en un retiro espiritual, sino en la mirada del otro que nos aproxima a Dios y nos lleva a la acción. Escuchar a Levinas nos ayudaría a actuar más y mejor para ayudar a todo rostro que se acerca a nosotros.

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