Grace Nehmad

miércoles, 10 de junio de 2020

Breve reflexión motivada en mi libro El Extranjero disponible en amazon



Los límites de lo bello y el extranjero, dos polos: estética y ética.





Tessumi Kudo contaminació y cultivo nueva ecología 1972 MoMa


        Wittgenstein establece la relación entre ética y estética, entre la moral y la belleza o la percepción de la esencia de lo bello. En la antigüedad estaban unidos lo bueno y lo bello y se separan estas áreas en la modernidad. Podríamos pensar que nos alejamos así de lo esencial, sin embargo, no en todos los casos, y la mayor libertad actual nos permite encontrarnos con una diversidad alentadora en la cual existe una posibilidad con la cual comulgo. Se trata de una definición distinta de lo bello en la cual como la Sara bíblica que decían que era muy bella, se puede hablar de belleza de acuerdo con las cualidades humanas que dan nuevo brillo a nuestro rostro. Así, una bella persona sería aquella que hace del extranjero un hermano, que al acogerlo en su casa le da su calor y lo hace sentir humano, un igual. En este sentido, la belleza física es sinónimo de belleza interior y calidad humana.

            Es real que cuando alguien se porta bonito contigo lo ves más bello y, por el contrario, si alguien no te da sostén y te agrede, comienzas a verlo más feo. En efecto, de qué se trata la belleza sino de un juicio de valor, de un acuerdo general de patrones comunitarios que lo más probable es que estén relacionados con grupos de poder y dominación. La Biblia entonces, con la historia de Sara, nos da otra visión. Ahí podemos recuperar la espiritualidad de la belleza y la posibilidad de actuar en un camino ético y así volvernos más bellos por dentro y por fuera. Debemos tener presente el aspecto de la reserva de la que hablábamos en el capítulo anterior. Sin distancia sana entre humanos se llega a la promiscuidad y desde ese lugar no existe belleza posible. También dice la Torá en Mishpatim, ¿si no podemos relacionarnos primero con un código ético de leyes cómo estaremos preparados para recibir la belleza de la Torá? ¿Cómo podemos aproximar la nube de la revelación si no somos capaces de convivir?


Relacionarnos desde la reserva y el respeto nos prepara para una existencia estética en la cual podemos perfeccionar nuestras cualidades humanas positivas de servicio a todo otro en términos levinasianos. Aquí surge otra perspectiva interesante en la cual se introduce la dimensión estética hacia las acciones humanas. Los actos estéticos pueden ser aquellos que perfeccionan nuestras virtudes al servicio del otro. Mi perspectiva no es ascética porque esta virtud tiene reserva. No se trata de arrastrarse y hacerse daño para atender a otro. Aquí todos deben sentirse bien y ello embellece toda existencia. Como humanos podemos escoger la promiscuidad o la sana y grata proximidad en la cual compartimos y nos apoyamos unos a otros en libertad, dignidad y belleza.

Desde el punto de vista Bíblico, en la sección de la Tora de Éxodo 25:1 al 27:19, en lo que corresponde a Truma, se combina lo bello y lo bueno o virtuoso para construir el primer templo móvil para el desierto en donde estarían guardadas las tablas de la ley. La decoración para este templo es precisa y todo el pueblo debe embellecerlo y contribuir para su construcción.

            Dentro de estas líneas se encuentra la idea de contribuir y crear de manera individual y colectiva una belleza espiritual que se apreciará o tendrá su paralelo en la belleza del templo portátil o Mishkán.

            Asimismo, Derrida propone que la ética en la filosofía no sólo trata de la búsqueda de valores, sino de la deconstrucción, término que él trabaja profundamente y populariza bajo su propia interpretación del mismo (Poché, p. 94, 2007). Para él la búsqueda de la verdad está en la deconstrucción y de ahí busca un mesianismo que toma en cuenta la imposibilidad de la traducción de las lenguas, estaríamos hablando me parece de la belleza no traducible en su particularidad. Lo bello, entonces, es para cada cultura distinto y no traducible. Pero Derrida habla de que sólo lo imposible puede pasar (Poché, p.108, 2007). En el evento se resume en nuestros términos la posibilidad imposible de lo bello en una acepción espiritual universal que borra toda diferencia. En la deconstrucción que propone Derrida se puede lograr ir más allá de Babel y de un egoísmo que separa, para lograr la unión de lo bello y lo bueno al servicio de todo otro, en una relación imposible que se torna posible a través de acuerdos válidos de convivencia.

“La pregunta lacerante de lo bello y lo bueno recorre la historia de la filosofía, y la hace dar una vuelta trágica en el siglo XX, en donde regresa para preguntarse cómo puede ser que nada, o casi nada en la cultura haya sido apto para prever la fuerza de las tinieblas, de la crueldad y del odio que cayó en la tierra en donde la belleza había marcado los mismos lugares. ¿Cómo se puede explicar que la emoción frente a lo bello resentida por aquellos que en Europa participan de lejos, y a veces de cerca, en la edificación de los carniceros de la muerte, los haya dejado de mármol frente a los rostros agobiados? ¿De esta manera, anclada en la obra de Levinas, la belleza nos aparecería entonces sin mensaje, pasiva, muda y solitaria?”, estas son las preguntas que busca contestar David Gritz, profesor investigador (quien muere víctima de un ataque terrorista en la Universidad Hebrea de Jerusalén, después de haber inmigrado a Israel) en su obra sobre lo bello en Levinas (Poché, contraportada, 2007).

¿Cuándo se separa del arte de la iglesia lo que antes no era más que decoración subordinada a la palabra? (Poché, p.101, 2007). Es decir, belleza impuesta en cierto senido a belleza individualizada. Pienso que hoy, en la posibilidad de escoger entre opciones en un mercado libre y abierto, podemos sintetizar en un acuerdo de lo bello que se iguala a lo bueno y culmina así en un proceso interior y exterior que puede unir a lo bello y lo bueno, a la ética y la estética para alcanzar un mundo más elevado espiritualmente para la humanidad.

            Podemos tomar la idea de un cerco de luz ético que guíe toda estética, sabiendo que ética y estética se aproximan, pero no son nunca iguales y cuidando que el residuo permanezca dentro del paraguas ético. Ese residuo puede representar manifestaciones materiales de convivencia existencial que descuiden la ética y en donde debe entrar un tercero a hacer justicia. Al hablar del cerco, también podemos hablar de “masejet abot” en donde se recomienda una barda de protección para cuidar lo propio, las leyes, la Torá, o es esta separación que conservó el pintor Chagall ya que no se mezcló con los movimientos exteriores de vanguardia. Ese cerco sería reserva necesaria para la convivencia cordial, en dónde puede darse el respeto al otro.  Se cierra muy bien aquí toda nuestra reflexión y nos da efectivamente ciertas luces que me parecen relevantes para promover buenas relaciones con todo otro desde la escucha levinasiana, pero cuidando otros aspectos dentro de esa línea que marca Levinas con la ayuda de los autores y reflexiones de este trabajo, queriendo aproximar lo más posible ética y estética, lo bueno y lo bello, pero conscientes del reto y en un chequeo terrenal constante con la ayuda de un tercero para no invadir cercos e individualidades que al sentirse violentadas respondan con violencia exponencial y nos lleven a no responder por nuestros hermanos en el sentido bíblico.

            En un mundo globalizado de extranjeros, donde el Mismo deviene Otro rápidamente, es necesario irnos más profundo, más adentro, recuperar los vínculos interiores humanitarios, escuchar y actuar desde una raíz interior, espiritual en cuya expresión ya está contenida la ética.
Quise aquí compartirles brevemente mis conclusiones de El Extranjero, investigación que pueden encontrar en amazon. Comencé por eso con esa imagen del artista Kudo que tansmite unaestética decaída en nuestra modernidad y de acuerdo a lo visto aquí también una ética. Recuperando nuestra escucha y sensibilidad, podemos retornar a una vida ética y estética y seguramente libre de enfermedades como la pandemia que hoy vivimos pues hemos perdido todo cerco de respeto y las distancias obligadas nos exigen retornar a él de manera obligada. Esperemos lograr regresar a nuestra esencia libres de enfermedades y en escucha para redimir nuestras relaciones humanas en amor.


En el espacio de colores
profundos me mira, ojos de un rostro
que es extranjero, que soy yo misma
y regreso a mi jardín cercado para
compartirme desde su infinito



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