Dice Levinas en Totalidad e infinito que el orden de la felicidad es promesa de independencia, más elevado que la sustancialidad. Es la felicidad comienzo de toda actividad y actividad es comienzo de duración en un continuo. Platón habla de esta independencia y dice que el alma se regala verdades. En lo contemplativo va más allá y actúa sobre el objeto con soberanía de la razón. No nos saciamos porque el deseo va más allá de la vida y es metafísico. La plenitud está en la comida de la vida que yace en el otro por excelencia. La vida es esencialmente felicidad y eso es vivir y no debemos desesperarnos, continúa Levinas. Es por el habitar en el otro, nos dice, que el Mismo adquiere su identidad. Me parece una belleza ese definirnos a partir del otro y actuar desde ahí en independencia, somos los seres que nos habitan, sus rostros y colores. Somos para ellos, para servirlos y dejar aflorar su luz.
De flecha hacia el otro para servirle
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