Parece muy deseable retornar a la infancia y a la vez puede ser traumático. Mejor, piensan algunos filósofos es recargarnos en nuestras buenas costumbres. Nuestros cuerpos se acostumbran y lo hacen todo automáticamente y de ahí los vicios y virtudes, trampas políticas y resistencias positivas. Estos efectos deben situarse en nuestro conocimiento y entendimiento humano. Creemos que amanece porque siempre pasa así. Las tradiciones criticas tratan de demostrar lo necesario y lo que se opone a ello. La filosofía opone a lo universal aquí para unos, pero también la singularidad como en Bergson. Aprendo la lección y olvido momentos específicos. Proust dice que la costumbre nos mata y ahí olvidamos a todos de manera enmascarada y violenta. En conclusión, mejor rescatamos las buenas costumbres que en nosotros se arraigaron desde la infancia y retornamos a lo que sabemos hemos amado y nos hace bien y descartamos lo que se ha convertido en un mal vicio y ya vimos que nos hace daño, en nuestra inocencia y buenas prácticas nos recargamos sin por ello enmascarar lo particular que nos pide atención y solución inmediata descartando rutinas rígidas para estar en el mundo en una especie de letargo predecible. Ante todo, lleguemos a cada instante existencial en equilibrio, alegría y agradecimiento para compartir en amor.
Caminar la vida en inocencia y amor
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