Grace Nehmad

martes, 23 de enero de 2024

Cuento de Alicia

 Alicia amaba sus caminatas matutinas pues en ellas organizaba sus ideas y prioridades del día y de la vida. Después comenzaban las correderas del día que se esfumaba dejando ciertas experiencias grabadas en el corazón. Las lunas eran centrales para seguir el curso del cosmos y su unión con él, conexión interior antes de cerrar los ojos y terminar sus días en la tierra. Alicia de un tiempo para acá le preguntaba a sus lunas el sentido de sus misiones de vida en la tierra, como si ellas en su movimiento cotidiano casi imperceptible vieran y comprendieran sus despertares y caminatas matutinas, como si vieran más que ella y pudieran revelarle los secretos esperados para poder actuar con mayor certeza,para poder resolver y ayudar más. Entonces llegó Paul a su vida y en vez de preguntarle a sus lunas sus dudas existenciales, se las preguntaba a Paul. Paul nada le revelaba pero algo en él le olía al cobijo de su chamarra de lana de la infancia y la hacía sentir segura y protegida. Alicia ya en edad madura seguía viendo en Paul a su salvador, en la práctica comprendía poco la vida y muerte en la tierra y continuaba realizando sus tareas con fe, secretamente ahora esperando un viento iluminado que le trajera las respuestas anheladas.




¿Dónde nuestras respuestas existenciales?, se preguntaba Alicia.

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