Freud en el
malestar de la cultura y Levinas
La meta en la sicología
freudiana es frenar el malestar individual a través de la sublimación de las
pulsiones.
Para Freud, el sujeto tiene en mente al otro y
debe frenar sus impulsos primarios y ello le genera un malestar. Entonces, enferma
el cuerpo envejece.
Los libros son
extensión de la memoria de la cultura agrega, pero no reducen la pulsión de
deseo que está en los otros y no viene del cuerpo. El principio de realidad se
impone sobre el placer y la religión aplaca esta pulsión sexual.
La cultura
propone la represión del pulse desenfrenado imponiendo limites al placer y hay
más malestar en realidad. Se cree en el hedonismo y se olvida que la cultura es
protectora, convivimos y colaboramos, son lazos de fraternidad y sexualmente
sustitutivos de amor, hay eros y deseo, hay pulsión, pero la meta está inhibida
y lo que se da es una desviación pulsional.
La cultura
quizá no nos permite ser felices, pero nos permite sobrevivir juntos unos con
otros.
Claro ejemplo
de ello lo vemos en la familia y se reducen las pulsiones agresivas y de muerte
y lo erótico de vida se manifiesta en especial en el superhombre. Esta idea es
quizás el embrión de la idea más trabajada en Nietzsche en este tema y que toma
otras vertientes en él.
Es muy interesante y claro el
planteamiento. Para Levinas la sublimación no viene a través de la cultura sino
de atender al otro y asistirlo como misión existencial, la felicidad viene de
esa atención que es satisfacción de cumplir la misión existencial y no es un
fin en sí misma. El malestar para Levinas viene por no atender al otro y no por
no liberar las pulsiones creativas egoístas que para él no tienen ningún
sentido por sí mismas como objetivo. Esas pulsiones contendrín al no matarás
bíblico para transformarlo en ayuda por una cuestión moral, de ética en las
relaciones humanas.
Pienso que si Levinas encuentra un
malestar en la cultura, lo atribuye al egoísmo y a la filosofía sin ética como
pasó en el nazismo. Tampoco es para Levinas un fin en sí mismo la felicidad,
pero sí que la lograremos a través de la redención y asistiendo al otro en
amor.
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