El Joker, Nietzsche
y Levinas
Al Joker le da
por reír por el fin de la vida vano y ríe sin parar. Ya Nietzsche tenía un
personaje parecido en su obra y todos lo conocemos, el payaso que sonríe, pero
en realidad está triste y desamparado. En la historia de Nietzsche, se incendia
el circo y el payaso por ser el más veloz, es enviado a correr para avisar a la
gente del incendio, pero la carpa se incendia y el público se ríe y aplaude creyendo
que es un chiste. La risa es la respuesta a una situación vacía y falsa. El
Joker no paró de reír de las normas sociales ridículas y no le creen. Nietzsche
nos habla en su obra del camello, del León y del niño. El camello es el que se
somete y carga el peso de los deberes, se enfrenta, pero es a través de la
carga que carga y asume con valentía y es como darle la mano al que te hace
daño.
El León lucha y
todo destruye al rebelarse. El niño ya rompió con todo y es creativo, genera un
nuevo orden social.
El Joker representa
las máscaras y rompe con todo lo establecido como el león rompe con todo. Para
él todos son corruptos y malvados. Se trata de una lucha social entre los
deseos y los deberes, contra la moral que a menudo se transforma en corrupción.
El niño crea y
ríe con nuevos valores, juega con naturalidad y satisfacción, crea su propio
orden. más cerca del súper hombre para Nietzsche y está cerca del Joker.
El Joker
representa muchas cosas, reírnos de lo absurdo de la existencia, y de que a
menudo nada en ella parece embonar ni tener sentido. Más para él que representa
al ser marginado y olvidado por la sociedad que no lo escucha. Ríe para ser
escuchado, también para burlarse y romper con todo y ya ni siquiera controla su
risa. El Joker nos sacude y tiene mucho del león que destruye, del camello que
cargó hasta reventar y del niño que se sale de toda norma para reír en los
lugares más inapropiados y anunciando un nuevo orden.
Levinas nos
llevaría a escuchar profundamente a ese Joker y atenderlo, ayudarlo a controlar
su risa y encauzarla. Es evidente que la sociedad no logra acogerlo, ni
escucharlo. Mirarlo más profundo nos despertaría a su interior que en el fondo
no quiere destruir ni reír sin control, quiere funcionar adecuadamente y hacer
el bien, cumplir con las buenas acciones cotidianas que vino a hacer a esta
tierra como trabajar y ayudar a otros.
El Joker es un
despertador social, la alarma que para Levinas nos regresa a la atención y
cuidado de todo otro, a la responsabilidad social de dar cabida a todo ser
humano en su corazón.
El calor promete contagiarnos su abrazo, arriba laten sus luces
en un llamado universal que eleve
nuestros espacios compartidos.
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