Nos dice Levinas que existe un testimonio ético que no es conocimiento. Se trata del encuentro con el infinito para el que ninguna presencia ni actualidad está capacitada. Pero es un acercamiento en el cual la diferencia se absorbe, el rezo en la mística judía que comienza con un tu, termina en Él, en trascendencia, en infinito que se toca y no se muestra. Se da en esa proximidad la revelación. El encuentro entre dos eleva y glorifica. Dios escribe derecho a través de líneas tortuosas, nos dice Levinas. Vinimos a revelar ese secreto interior. Por ello, pienso que debemos luchar por aproximar esos encuentros íntimos y secreto entre dos y elevar toda existencia así, y aproximar toda redención, la redención final.
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