La especificidad es para pensar en el patriarcado en este caso desde el marxismo como sistema de explotación y el matrimonio en este sentido de explotación de la familia con dependencia interpersonal. De esta manera se pierde la capacidad de decidir y los ritmos de vida se repiensan como innombrables juegos sociales. En el medio de estas ecuaciones está la ecuación de aburrimiento y acción. La idea sería poder lograr equilibrios sanos que permitan la libre elección y el compromiso al mismo tiempo. Los ritmos sociales debemos repensarlos sin someternos a sus tiempos desde un patriarcado absoluto dominante. Pero en la libertad no parece tan claro. En el otro extremo el ritmo del tiempo interior parece ahuyentarlo todo. Regularnos y comprometernos conservando la libertad y respondiendo a todo otro en amor parece un buen ideal, escucharnos, a todo otro y apegarnos a intercambios sanos y éticos con todo otro.
Cueva del amor que se comparte
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