Ezequiel 37:1
Estaba sobre mí la mano del Eterno y el Eterno me llevó en un espíritu y me dejó en medio del valle que estaba lleno de huesos. Me hizo pasar junto a ellos y he aquí que eran numerosísimos en el gran valle y he aquí que eran muy secos. Y me preguntó:”Hijo de hombre, ¿podrán vivir estos huesos?”. Y yo le respondí: “¡Oh Dios Eterno!Sólo Tú sabes”… Así dice Dios el Eterno a estos huesos: He aquí que daré el aliento entre vosotros y viviréis.
La resurrección me parece una idea de fe en el aliento de vida que se aplica a todo en la vida, de lo más seco y desprovisto, puede renacer el amor y la sonrisa en cualquier relación, en cualquier momento. Se trata de dejar que la mecha se encienda y retornar al compartir y asistir a todo otro en amor, a crear juntos aún de lo que parecía más seco de vida.
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