Alberto soñaba con distraerse más tiempo pues estaba cansado de su camino existencial. Quería empujar toda su realidad a un precipicio y comenzar a vivir de nuevo. Ya estaba inmerso en demasiada negatividad y su mundo lo ofuscaba. Los recuerdos lo acechaban y le contaban historias que le redescubrían su inseguridad y sus codependencias. No existían las rosas sin espinas en este plano existencial, le quedaba claro, pero ya sus espinas predominaban y no tenía cómo escapar de ellas. Entonces vivió un extraño milagro, fue como una premonición que le mandó el universo para advertirle su nuevo proyecto esencial de vida. Después de ello ya no podía pensar en la vida en la tierra como causalidad, como un experimento aleatorio. Acarició la esperanza de cambiar el curso de su camino enredado y decidió que debía purificarse en cuerpo y alma para lograrlo. Así comenzaron los retiros y la experimentación de todo tipo de estudios prácticos semi esotéricos. Todo experimentó intensamente pero se le resbalaban las nuevas herramientas adquiridos en cuestión de semanas. Hasta que llegó Tere a su vida. Entonces, extrañamente, las herramientas dormidas resucitaron y Alberto logró salir de sus problemas por Tere y redireccionar sus instantes de vida como luces preciosas dedicadas a Tere. Alberto decidió apreciar y elevar sus partes positivas y reinterpretarse en función de su futuro con Tere. Claro que en su nuevo camino de vida los fantasmas reaparecían y viejas telarañas lo habitaban a ratos. Entonces respiraba profundamente y borraba toda negatividad de su pasado para caminar los pasos con Tere y escribir el mundo nuevo que soñaban juntos, agradeciendo todo aprendizaje del pasado para llegar a él.
Nuevas flores en la vida de Alberto