Los proverbios 1:8
Escucha, hijo mío la instrucción de tu padre y no abandones las enseñanzas de tu madre, porque serán una guirnalda de gracia sobre tu cabeza, y collares para tu cuello. Hijo mío, si te inician pecadores, no consientas.
Escuchar a nuestros padres, a nuestros guías y maestros y no consentir a lo que vemos oscuro, poco claro, negativo. Mantenernos firmes y no ceder. Caminar hacia el bien y elevar a todo otro en todo momento, en apertura y humildad. Ser para todo otro y la claridad vendrá a nosotros.
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