Grace Nehmad

jueves, 10 de febrero de 2022

La verdad última en el rostro del otro

 

 

Descartes es un obsesionado con la verdad y como no quiere equivocarse duda de todo. Era matemático y físico y dice que todos tenemos ideas falsas que nos hacen equivocarnos. La educación recibida se va corrigiendo y reescribiendo. Se aprenden cosas que después cambian. La opinión debe comprobarse y no debemos aceptar toda información. Como humanos nos equivocamos. La naturaleza de las cosas nos escapa y hay ilusiones que debemos comprobar. Hay muchos obstáculos para conocer y de ahí desarrolla su método cartesiano de conocimiento porque nuestros sentidos nos engañan. Nuestras creencias deben comprobarse desde la duda radical. Debemos funcionar con las viejas creencias y renovarnos. No estamos seguros ni de nuestra existencia a partir de los sentidos. La certeza absoluta no existe. Descartes duda para asegurarse en la verdad. Llega a la verdad desde la duda. Dudo de todo y eso es motor de la acción que revela los pensamientos verdaderos. La existencia del pensamiento nos lleva a probar nuestra existencia. Descartes nos impone la existencia desde la verdad. Es una verdad inmaterial, la verdad primera de nuestra existencia de seres pensantes no es material. Antes la filosofía se recargaba en Dios y Descartes la basó en el individuo. Era un filósofo del pensamiento en ideas antes de materializarse. Las ideas se manifiestan en la realidad que incluye el mundo inmaterial. No se define sólo por lo material, hay más allá de la materia. Las ideas están fuera del espacio y se recargan en la verdad inmaterial. Es como Platón, realidad eterna del mundo de las ideas. Al principio como en la Biblia, estaba el verbo, es decir, el pensamiento y el espíritu existían. Somos y no necesitamos exteriorizarnos. Pero la imagen se busca y quizá somos la imagen del espíritu. En cualquier caso, para Descartes existimos a partir del mundo de las ideas y de ahí comprobamos toda verdad. Después vendrá Hume con el empirismo a comprobar con un método medible y el racionalismo se descubrirá limitado. Distantes corrientes filosóficas nos traen a la modernidad que sigue dudando y buscando verdades, usando métodos y comprobando para superar los humanos anteriores. Nuestra calidad de vida mejora en parte pues aspectos negativos persisten y las dudas no siempre nos empujan a mejores verdades, todas son relativas. Creo centralmente en el otro que activa mi acción en verdad hacia el bien. En su rostro adquiero la certeza de haberlo asistido como me lo pide, misión de vida nos diría Levinas, verdad última.


Reflexionas tu verdad en el rostro del otro para actuar y asistirlo, misión de vida


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