Rabí Shimon Bar Yojai y Levinas
Conocido como Rashbi, vivió en Galilea, actual
Israel durante la dominación romana, y después de la destrucción del segundo
templo. Fue un gran Tzadik, un justo.
Su vida es muy especial ya que se le atribuyen
milagros y su legado es central para el judaísmo. Estudió en la academia de yavne
y fue discípulo de zakai y Akiva. Vive en una época difícil. Era prohibido
estudiar Torá y por ir contra las leyes, debe huir y esconderse en una cueva
con su hijo por doce años. Milagrosamente una mata de algarroba cubre la
entrada de la cueva para esconderlos y alimentarlos y fluía un manantial. Sobreviven
como sabios santos y puros pues escondidos, sólo estudiaban Torá. Se cuenta que
el profeta Eliahu Hanavi lo visitaba y Bar Yojai escribe el zohar dentro de la
cueva. Dicen que el profeta le dijo que podía salir y al hacerlo no podía creer
que trabajaban los judíos y no estudiaban Torá todo el día. Así, los campos se
encendieron con fuego y Dios le dijo, “Has salido para destruir mi tierra”.
Entonces, decide encerrarse por otro año y ya sale con su hijo con otro enfoque
porque no podía aceptar el trabajo y el no estudio constante de la Torá.
Entonces ve a un judío que lleva un mirto con olor y se acerca shabat y el olor
es para recordar shabat y lo santo de shabat, Bar Yojai nota que el pueblo es observante
y se anima. Apegado a la Torá avanza y en Tecoa forma una academia y a Yehuda Hanasi.
Cuentan que cuando ve a su delator le dice que no puede estar aún vivo y este
muere al instante, es decir que tenía el poder de matar, su palabra era muy
fuerte y de esa cueva cuentan muchos milagros. No sabemos si son verdad o no,
pero lo cierto es que su estudio de Torá nos dejó un legado muy importante, el
zohar. Deja otros textos importantes y muchas enseñanzas, de las relaciones
humanas nos dice que es mejor lanzarse al horno ardiente que ofender a alguien
en público. Nos dice que es peor el engaño con palabras que con dinero, pues el
daño a través de la palabra es irremediable. También nos transmite que ser arrogante
es como idolatría, ese centrarse en sí mismo.
Nos habla de tres coronas, la de la realeza, la
del sacerdocio y la de la Torá, pero afirma que el shem tov o buen nombre está
por encima de ellas. Es considerado uno de los grandes cabalistas y su legado
es enorme, muere en safed y se visita su tumba en 18 Iyar. Se prenden velas y
se rezan salmos en su nombre, es lagvaomer porque con Bar Yohai se da una revelación
de luz grande y hoy encendemos una fogata de su enseñanza y seguimos recibiendo
luz por sus méritos. Bar Yojai fue una gran luminaria del pueblo de Israel y
nos sigue iluminando. Levinas no está de acuerdo con el misticismo, lo mira
como evasión, él es talmudista y persigue la ley, lo concreto. No creo que le
interesarían para nada los milagros aquí relatados. Levinas nos quiere
despiertos y en acción para asistir al otro. Claro que aprobaría sus enseñanzas
al respecto de las relaciones humanas y un posible equivocado narcisismo que
Bar Yohai toma como idolatría. A Levinas quizás le gustaría entender al egoísmo
como idolatría y si no lo expresó así, me parece que fue porque se centraba más
en la ley y su aplicación, al llamado divino a través del rostro del otro y en
la aplicación secular de la Torá.
De su cueva salió para iluminarnos con su estudio de Torá.
A Levinas no le gustan estos retiros y nos quiere en lo concreto.
Para él no necesitamos aislarnos para estudiar Torá y nuestro lugar
se encuentra aquí para asistir a todo otro en amor.
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