Grace Nehmad

domingo, 6 de septiembre de 2020

Les Demoiselles d´Avignon y Levinas

 

 

Les Demoiselles d´Avignon y Levinas

Picasso pinta esta obra en el verano de 1907 y se exhibe desde 1936 en Nueva York.

Es una obra central para el arte moderno porque el el nacimiento del cubismo y más de cien años después nos sigue causando conmoción.

Es de dimensiones grandes y apela al espectador a través de cinco figuras femeninas. Una de ellas era masculina en los bocetos y se convierte en mujer su sombreado es distinto al resto y el pie distorsionado llama la atención. En las figuras se confunden planos y no hay separación entre formas tridimensionales que se rompen, planos se reconstruyen. Y su representación cambia y se anticipa al cubismo.

Braque al verlo así lo asevera. Se combinan el arte ibérico, los relieves y la rudeza de las figuras y el arte románico con un plano expresionista. En el momento le critican la ruptura de planos. Ya se venía dando en el salón de otoño en 1905  con los fauvistas que rompen con la perspectiva y violenta más Picasso esta idea con sus máscaras africanas.

Sus orígenes de cubismo analítico y sintético se aprecian y la

bidimensionalidad de la representación que evitar lo profundo tridimensional.

Es una pieza clave en el discurso de la modernidad y provoca y obliga a pensar y a explorar.

Las mujeres representan a prostitutas de Barcelona. En realidad la obra no es cubista, es su nacimiento que anuncia.

Sus rostros son grotescos y distorsionados nos hablan de un

primitivismo como el de Gauguin, pero aquí con otras figuras en juego, egipcias, ibéricas y romanas unidas a las máscaras africanas. Abandonamos la perspectiva y abrazamos el volumen en planos, ello fue revolucionario. En especial, el uso del color para distinguir planos e impactar. Cada figura es tratada diferente, con ángulos y planos cubistas. La oobra es también una alegoría de la vida y la muerte. Como proistitutas, en lugar de ser vistas, ellas miran al que ve. Ello es revolucionario en sí.

Levinas diría que Picasso nos abre planos de aproximación y podemos acceder al otro de diferentes maneras y los rostros son cambiantes y nos abren muchas dimensiones de expresión. Esta obra nos ayuda a romper dimensiones para acceder al otro, convenciones y tiempos, la idea del rostro como máscara y de ir más allá de lo que vemos para asistirlo.

Mucho nos invita y rompe con temas de clase y culturales para proponer una igualdad. Las mujeres prostitutas quieren ser vistas de otra manera y nos miran en lugar de ser vistas por hombres. Sus miradas nos cuestionan y dominan.

Son un otro que exige que miremos diferente y ayudemos. Desde la exclusión a estas mujeres ya no podemos ver, Picasso nos invita a asistirlas. Desde el poder ayudar, sí, desde el mirar entre planos y dimensiones, entre máscaras y apariencias y romper con todo para aproximar y asistir.

        Esta obra es un claro ejemplo de cómo el arte puede sacudirnos y sensibilizarnos para claramente hacernos responsables del otro y ponernos a su servicio en términos levinasianos. Así, aunque Levinas no se acercó al arte en su obra filosófica su aplicación nos ayuda a aproximarnos al otro bajo sus postulados.



Yo también juego con planos y colores

para acercarme al otro desde su espacio vital.

En blanco el otro me invita a descifrarlo,

le permito expresión y lo escucho.

Que me hable su mirada ensoñadora

y me diga qué necesita.

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