Les Demoiselles
d´Avignon y Levinas
Picasso pinta esta obra en el verano de 1907 y
se exhibe desde 1936 en Nueva York.
Es una obra central para el arte moderno porque
el el nacimiento del cubismo y más de cien años después nos sigue causando conmoción.
Es de dimensiones grandes y apela al espectador
a través de cinco figuras femeninas. Una de ellas era masculina en los bocetos y
se convierte en mujer su sombreado es distinto al resto y el pie distorsionado
llama la atención. En las figuras se confunden planos y no hay separación entre
formas tridimensionales que se rompen, planos se reconstruyen. Y su representación
cambia y se anticipa al cubismo.
Braque al verlo así lo asevera. Se combinan el
arte ibérico, los relieves y la rudeza de las figuras y el arte románico con un
plano expresionista. En el momento le critican la ruptura de planos. Ya se
venía dando en el salón de otoño en 1905 con los fauvistas que rompen con la
perspectiva y violenta más Picasso esta idea con sus máscaras africanas.
Sus orígenes de cubismo analítico y sintético
se aprecian y la
bidimensionalidad de la representación que evitar
lo profundo tridimensional.
Es una pieza clave en el discurso de la modernidad
y provoca y obliga a pensar y a explorar.
Las mujeres representan a prostitutas de
Barcelona. En realidad la obra no es cubista, es su nacimiento que anuncia.
Sus rostros son grotescos y distorsionados nos
hablan de un
primitivismo como el de Gauguin, pero aquí con
otras figuras en juego, egipcias, ibéricas y romanas unidas a las máscaras africanas.
Abandonamos la perspectiva y abrazamos el volumen en planos, ello fue
revolucionario. En especial, el uso del color para distinguir planos e impactar.
Cada figura es tratada diferente, con ángulos y planos cubistas. La oobra es
también una alegoría de la vida y la muerte. Como proistitutas, en lugar de ser
vistas, ellas miran al que ve. Ello es revolucionario en sí.
Levinas diría que Picasso nos abre planos de
aproximación y podemos acceder al otro de diferentes maneras y los rostros son
cambiantes y nos abren muchas dimensiones de expresión. Esta obra nos ayuda a
romper dimensiones para acceder al otro, convenciones y tiempos, la idea del
rostro como máscara y de ir más allá de lo que vemos para asistirlo.
Mucho nos invita y rompe con temas de clase y
culturales para proponer una igualdad. Las mujeres prostitutas quieren ser
vistas de otra manera y nos miran en lugar de ser vistas por hombres. Sus
miradas nos cuestionan y dominan.
Son un otro que exige que miremos diferente y
ayudemos. Desde la exclusión a estas mujeres ya no podemos ver, Picasso nos
invita a asistirlas. Desde el poder ayudar, sí, desde el mirar entre planos y
dimensiones, entre máscaras y apariencias y romper con todo para aproximar y
asistir.
Esta
obra es un claro ejemplo de cómo el arte puede sacudirnos y sensibilizarnos
para claramente hacernos responsables del otro y ponernos a su servicio en términos
levinasianos. Así, aunque Levinas no se acercó al arte en su obra filosófica su
aplicación nos ayuda a aproximarnos al otro bajo sus postulados.
Yo también juego con planos y colores
para acercarme al otro desde su espacio vital.
En blanco el otro me invita a descifrarlo,
le permito expresión y lo escucho.
Que me hable su mirada ensoñadora
y me diga qué necesita.
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