Jankelevitch nace en1903 y muere en1985. Es de
origen ruso, pero migra a París y desarrolla su vida profesional allá, en la Sorbonne, pasa la
segunda guerra mundial y es restringido en su actividad académica por el gobierno
de Vichy. Sigue a Bergson quien fue su principal maestro. Es musicólogo y
filósofo.
La filosofía, las letras y la moral en él se
conjuntan, pero es muy abierto y dice no tener posturas fuertes ni paradigmas.
Escribe obras interesantes, pero dice que es más oral que escritor y nos habla
de la paradoja de la moral. Dice que sus períodos de enseñanza podrían ser los
volúmenes de un libro. La ética está muy presente en él, pero a la vez es muy
tolerante, respetuoso y abierto. Se involucra mucho con sus alumnos y en su
filosofía y como pianista, en especial, en la dirección de tesis de sus
alumnos. Toma de la prudencia de Platón y la razón de Aristóteles que es válida
para reflexionar la propia vida en experiencia. Así, la pasión no es antagónica
a la razón y se encausa, es importante y es aliada de la razón. Así puedes
realizarte y ser feliz de manera natural, en integración.
Nos dice que él como San Agustin engloba a
pasado y futuro en el presente y entonces todo es presente. Está bien porque
vivimos en un presentismo hoy en día. Pascal es más moralista que Montaigne, y
para él la moral se aplica en todo momento cotidiano, pero sin moralizar.
Piensa que las sociedades deben convivir con
principios o leyes generales, ciertos códigos que las abarquen y de ahí cada
uno tiene su individualidad. No piensa como Kant que el placer corrompe y las
tablas de valores ocultas emergen al tomar decisiones. Toda situación en la
experiencia contiene un cuestionamiento ético y la virtud central de la
existencia es el amor, lo más importante es amar.
Levinas es mucho más duro que Jankelevitch y no
se deja permear, así como él por la experiencia y se quita para darse al otro y
vive para él otro casi con un rigor calculado. Levinas sí tiene un claro
paradigma y una propuesta que enmarca a la experiencia y a la moral dentro y el
placer ni aparece, aunque sí creo que lo vive y se lo permite, pero es
completamente un agregado, como un regalo divino aceptado con gran humildad.
Jankelevitch va y viene, experimenta y se permite dentro de un código ético y
una experiencia dentro de éste, en la apreciación de la música y su vida de
pianista, por ejemplo. Puede más, se da más permisos y no actúa para la
redención, se da en amor, enseña y experimenta y se cuestiona su actuar en cada
caso estando siempre presente. Es curioso, sus filosofías comparten mucho y a
la vez sus planteamientos son muy diferentes y sus objetivos. En Levinas está
la redención como fin último y eso lo cambia todo. Es justicia social para él,
pero es redención, Jankelevitch está más centrado en la experiencia, en amar y
en decidir bien en su vida en cada caso con respeto y apertura.
Desde dónde amar y darse al otro, en una libertad
de fusión no pensada, con un objetivo claro de ayuda y redención,
desde un código ético y de respeto que englobe en presente.
Se suman posibilidades, las decisiones éticas nos acechan
a cada instante de nuestras vidas.
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