Sartre y Levinas
Sartre nos abre a la filosofía de la emancipación
y este lema suyo es inspirador: “el hombre es lo que hace con lo que hicieron
de él”. Sartre hizo de la filosofía el arma de compromiso con las luchas sociales
de su tiempo. Es filósofo o literato, escribe de diferentes maneras, también
hace teatro muy bueno y artículos de compromiso con la posguerra y la resistencia.
Sartre nos abre a una filosofía de la calle y a
comprometernos con el barro de la calle. Para él ser filósofo no es estar en
los congresos internacionales y viajar en clase buissness, la filosofía no es
un proceso lineal. Sartre es un creador constante y también algo autodestructivo,
pero era riguroso.
Sartre
revolucionó los tiempos modernos, genera una revista mítica, se compromete con
las problemáticas de su tiempo y nos acerca a repensar las cosas más extrañas
que parecen tomadas como fijas. Nos habla de la mala fe por creer que algo así
es y no cambiar, no debemos restringir la libertad y podemos darnos permiso de
expresarnos y no dejarnos dominar por la angustia. Somos así humanos libres de
todo, incluso del dinero. La necesidad no existe en realidad, no debemos
encadenarnos y podemos darnos la posibilidad de explorar nuestra libertad y
otras opciones existenciales, la fluidez de la vida. Podemos comprender el
hecho de que sus planteamientos lo volvieran sospechoso e inspirador al mismo
tiempo. Levinas estaría de acuerdo con sus planteamientos liberadores, en
especial con su responsabilidad y compromiso social, con todo otro. También
entiende a la angustia de manera similar a Sartre y nos llama más a sentirla
sin miedo y a aceptarla como parte de nuestra humanidad incompleta. Sin
embargo, para Sartre la vida no tiene objetivo de redención, tampoco cree en
Dios, es práctico y concreto para nuestro tiempo en la tierra. Levinas llama
también a lo concreto pero no podría sostener a una humanidad sin objetivo
redentor.
Fluir en la existencia en compromiso social
o con el otro, no encadenarnos y empujarnos
a asumir nuestro camino de vida.
Sin objetivo final me pierdo, para mí
es también el otro y la redención.
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