Grace Nehmad

martes, 15 de septiembre de 2020

Satre y Levinas

 Sartre y Levinas

Sartre nos abre a la filosofía de la emancipación y este lema suyo es inspirador: “el hombre es lo que hace con lo que hicieron de él”. Sartre hizo de la filosofía el arma de compromiso con las luchas sociales de su tiempo. Es filósofo o literato, escribe de diferentes maneras, también hace teatro muy bueno y artículos de compromiso con la posguerra y la resistencia.

Sartre nos abre a una filosofía de la calle y a comprometernos con el barro de la calle. Para él ser filósofo no es estar en los congresos internacionales y viajar en clase buissness, la filosofía no es un proceso lineal. Sartre es un creador constante y también algo autodestructivo, pero era riguroso.

Sartre revolucionó los tiempos modernos, genera una revista mítica, se compromete con las problemáticas de su tiempo y nos acerca a repensar las cosas más extrañas que parecen tomadas como fijas. Nos habla de la mala fe por creer que algo así es y no cambiar, no debemos restringir la libertad y podemos darnos permiso de expresarnos y no dejarnos dominar por la angustia. Somos así humanos libres de todo, incluso del dinero. La necesidad no existe en realidad, no debemos encadenarnos y podemos darnos la posibilidad de explorar nuestra libertad y otras opciones existenciales, la fluidez de la vida. Podemos comprender el hecho de que sus planteamientos lo volvieran sospechoso e inspirador al mismo tiempo. Levinas estaría de acuerdo con sus planteamientos liberadores, en especial con su responsabilidad y compromiso social, con todo otro. También entiende a la angustia de manera similar a Sartre y nos llama más a sentirla sin miedo y a aceptarla como parte de nuestra humanidad incompleta. Sin embargo, para Sartre la vida no tiene objetivo de redención, tampoco cree en Dios, es práctico y concreto para nuestro tiempo en la tierra. Levinas llama también a lo concreto pero no podría sostener a una humanidad sin objetivo redentor.


Fluir en la existencia en compromiso social

o con el otro, no encadenarnos y empujarnos

a asumir nuestro camino de vida.

Sin objetivo final me pierdo, para mí

es también el otro y la redención.

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