Cuerpo y alma es una exposición actual del museo de Louvre en París que llamó mi
atención por distintas razones. El tratar de llegar a nuevos términos en el
renacimiento y unir lo religioso y lo profano, las pasiones del hombre en un
estado laico y buscar a través del arte un camino. En este caso se nos muestra
a través de la escultura. Resalta la dificultad de los tiempos de pandemia para
lograr esta exposición con cinco años de investigación detrás. Quisieron
mostrar la diversidad en escultura en Italia con un nuevo estilo de interés del
hombre como centro del mundo. La pasión, sus sentimientos y naturaleza del cuerpo
humano son rescatados.
Lo clásico es modelo
para copiar y sobrepasar, ir más lejos. Expresión y formas y depresiones del alma
están presentes y encuentran camino. Las pasiones del alma tipo expresionismo
son estudiadas. Florencia se vuelve república y en el corazón de la ciudad le piden
a Leonardo Da Vinci y a Miguel Ángel representar batallas y fuerza para
transmitir esa fuerza a la población y se ilustra en el cuerpo humano en movimiento.
El mundo religioso
busca raíces y fusión de lo profano y religioso. Intenta unir la antiguo con la
religión. El sujeto es reinterpretado desde lo antiguo. La escultura romana se
recrea. Surgen sentimientos nuevos en estas esculturas renacentistas que
muestran emociones fuertes que representan por ejemplo a sacerdotes desesperados
al sentirse incomprendidos.
La espiritualidad
se refuerza en Florencia en la república. El cupido perdido de Miguel ángel es
expuesto en esta exposición. Para una tumba de un padre en una iglesia se
encargan los llamados esclavos a Miguel ángel y nunca se llega a término y las
guarda el artista. Representan la vida terrestre, el esclavo dormido muestra
abandono y el rebelde quiere liberarse de sus lazos. Querían estudiarlas y
conocerlas mejor en el Louvre y se estudiaron así para restaurarlas
eventualmente, para ver su estado y fragilidad. Importancia de fisuras y
superficies para poderlas eventualmente restaurar.
Agregaron
también a otro escultor de Milán. Se trata de un escultor severo, de trabajo intenso
en pliegues sutiles y de esculturas monumentales, bajo relieves y apóstoles. Su
trabajo fino del mármol prefigura el manierismo.
Este proyecto fue
de cinco años de trabajo y en marzo se pensaba abrir, pero se cierra todo por
la pandemia y con contactos se logró hacerla, inventaron maneras de llevar la
obra y el apoyo de museos e instituciones a nivel internacional la hizo
posible.
Me interesó
estudiarla porque es quizás otra manera de abordar los límites entre el cuerpo
y el alma y su representación. Es al final ver cómo representamos y vivimos
nuestras pasiones al materializar nuestro ser en búsqueda. Es también ser
sensibles al trabajo detrás para restaurar y por qué la importancia de hacerlo
y de acercarnos a otras maneras de hacer arte. En la modernidad reina otro tipo
de trabajo que es quizás más efímero y de acción, pero transforma igual al alma
y busca oficio y diferentes maneras más fugaces de estar en el mundo. Ese mármol,
materia que perdura, en mí es barro pintado que expresa y desaparece en un
mundo que no por ir más rápido en su trance a otra dimensión, deja de
cuestionar la relación cuerpo-alma y de buscarle mejores acomodos terrenales.
El arte es entonces herramienta de aproximación que nos ayuda a cuestionarnos y
reflexionarnos una y otra vez buscando mejores soluciones siempre con el objetivo de asistir mejor a todo otro.
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