La cotidianidad como pregunta filosófica
Lo cotidiano se repite, es repetitivo hasta
desaparecer. Vemos diferentes niveles de reflexión. En un sentido es la rutina,
pagar, comer, dormir, escuela, trabajo y en las labores dejamos de pensar. Lo
cotidiano es también lo natural y obvio que de tanto repetirse, desaparece. De tanto
ver un mismo cuadro en casa desaparece y no le prestamos atención, se borra de
nuestra mirada. Así, actuamos sin reflexionar y dejamos de estar presentes. Pero
si sacamos de la realidad al cuadro, lo reinterpretamos.
Podemos pensar lo cotidiano entonces desde otra
perspectiva, es el desafío existencial más grande, no dejarnos desaparecer,
estar presentes. Así, la filosofía en lo cotidiano detecta problemas en nuestra vida
social y podemos mejorar cuerpo, alma y espíritu y crear armonía y paz, amor
por todos y para todos, dejando atrás a los sentimientos negativos.
Se trata quizás de disfrutar más y de crear aprendizaje
significativo para lograr salir adelante y ser estables. Debemos lograr detectar
el contexto, dejar de lado la creencia en Dios como responsable de mis
desgracias o solución a mis problemas sin mi participación y búsqueda activa para
enfrentarlos; tratar de ser valiosos para todo otro. Podemos así crear un propio
estilo y forma de vida en el conocimiento cuerpo-mente moral para darnos a todo
otro en presencia constante en un cotidiano que no desaparezca.
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