Bergson y
Levinas, palabras y etiquetas, el otro
Dice Bergson
que en realidad no vemos las cosas, leemos las etiquetas pegadas a ellas. Es
verdad que tendemos a ir muy rápido en la vida y a simplificar. El lenguaje es
para comunicarnos, pero es con generalidades y usamos nombres comunes para comunicarnos,
al hacerlo traicionamos la singularidad del mundo y de nuestros sentimientos.
La planta que veo se puede precisar, pero traiciono muchos de sus detalles especiales.
Todos sus detalles únicos desaparecen y lo mismo es de esta manera para los
sentimientos que nos habitan.
El mundo es
nuestros sentimientos y emociones únicas y se opone a lo general del lenguaje. Parece difícil casar estas dos puntas de un tema común. La lengua traiciona la riqueza y esas
etiquetas prácticas son pérdidas que simplifican en una visión truncada. El arte
se abre y muestra más y el simbolismo es metáfora que es más real nos dice
Bergson y por ello se inclina a ella. Levinas nos habla de este tema de alguna manera a través del acercamiento a todo otro desde la apertura para no encasillarlo y abrirnos al
infinito que se proyecta en su rostro. Pero es extraño porque necesitamos la
lengua para comunicarnos con él y la lengua generaliza y pasa por encima de
los detalles de sus sentimientos y su unicidad que es la que me abre al
infinito. Parece ser que puede ayudarnos un ir y venir de lo general a lo
particular para no perder los detalles del otro ni encasillarlo y comunicarlos
con él y lograr asistirlo mejor. En cualquier caso me parece importante reflexionar
estos aspectos al aproximar a todo otro para asistirlo y tomar el cuenta al arte y el simbolismo, las metáforas como dice Bergson.
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