Grace Nehmad

lunes, 15 de febrero de 2021

La palabra y el ser, ser para el otro sin desfases

 

 

En principio nos dice Manitou en su serie de chemot de la biblia de 1971, cada palabra debería de revelar la identidad de la cosa   

En su análisis de chemot en la biblia, Manitou nos comparte estas reflexiones que me impresionaron y se las comparto.

Nos dice que en principio cada palabra debe revelarnos la cosa designada, pero en realidad hay un desfase entre la palabra y lo que designa.

En la lengua de Adán, la palabra revela la identidad. Se supone que el nombre revela la identidad y en realidad me la esconde como en el nombre de Dios dice Rashi. Es como imaginar que la palabra revelara el pensamiento, pero hay más en el pensamiento que en la palabra como para el ser y su nombre. Esto va más lejos, nos dice Manitou, al punto de que la palabra beged, vestimenta en hebreo en su raíz significa traicionar. Es decir que la vestimenta no soy yo y si nos vamos lejos la vestimenta en este mundo terrenal, lo escuché en una clase de Torá, es el cuerpo mismo que no logra englobar por completo al alma. Entonces, la vestimenta en realidad esconde al ser y a través de lo que un ser se revela es en realidad lo que lo esconde.

Continúa Manitou diciéndonos que el objetivo de la ciencia moderna que comienza con Descartes es poder nombrar a los cuerpos y a los fenómenos para conseguir conocerlos. En efecto, al conocer la verdadera definición de un cuerpo lo logramos poseer y por eso, reflexiono yo, quizá conocer en sentido bíblico es tener relaciones sexuales, en cierto sentido atrapar más allá del cuerpo o la vestimenta.

Me impactan estas reflexiones porque se parece a lo que comenta Jankélevitch sobre la mentira que tenemos arraigada desde la infancia y que reflexioné ayer al respecto. Tal parece que vivimos en un mundo que distorsiona los sentidos de las cosas y puede ser que en los desfases de activen el mal y el engaño en donde se presta el campo abierto a la manipulación y ya no conseguimos la claridad bíblica. Sin embargo, ¿será posible englobar al pensamiento en la palabra? Quizá tendríamos que empujarnos hacia otra dimensión existencial que eliminara el desfase. Pero quizá también sólo podemos empujarnos hacia esa claridad dando el primer paso en una búsqueda que nos lleve a ser quienes decimos ser sin desfases ni autoengaños, sin mentiras de manipuleo para conseguir beneficios o saciar intereses egoístas.

         Así como para que se abra el mar en la salida del pueblo judío de Egipto, el hombre tuvo que dar el primer paso y después Dios realizó el milagro, ahora, creo que para empujar el cambio cósmico deseado, necesitamos dar el primer paso no permitiendo más desfases y mucho menos distancias entre la palabra y la acción para asistir a todo otro desde el corazón abierto, libre de traiciones, un corazón sincero del que habla Jankélevitch.



Ser para el otro sin manipuleos ni rodeos, para ayudarlo,
no para oprimirlo


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