En principio
nos dice Manitou en su serie de chemot de la biblia de 1971, cada palabra
debería de revelar la identidad de la cosa
En su análisis de
chemot en la biblia, Manitou nos comparte estas reflexiones que me
impresionaron y se las comparto.
Nos dice que en
principio cada palabra debe revelarnos la cosa designada, pero en realidad hay
un desfase entre la palabra y lo que designa.
En la lengua de
Adán, la palabra revela la identidad. Se supone que el nombre revela la
identidad y en realidad me la esconde como en el nombre de Dios dice Rashi. Es
como imaginar que la palabra revelara el pensamiento, pero hay más en el
pensamiento que en la palabra como para el ser y su nombre. Esto va más lejos,
nos dice Manitou, al punto de que la palabra beged, vestimenta en hebreo en su
raíz significa traicionar. Es decir que la vestimenta no soy yo y si nos vamos
lejos la vestimenta en este mundo terrenal, lo escuché en una clase de Torá, es
el cuerpo mismo que no logra englobar por completo al alma. Entonces, la
vestimenta en realidad esconde al ser y a través de lo que un ser se revela es
en realidad lo que lo esconde.
Continúa
Manitou diciéndonos que el objetivo de la ciencia moderna que comienza con
Descartes es poder nombrar a los cuerpos y a los fenómenos para conseguir conocerlos.
En efecto, al conocer la verdadera definición de un cuerpo lo logramos poseer y
por eso, reflexiono yo, quizá conocer en sentido bíblico es tener relaciones
sexuales, en cierto sentido atrapar más allá del cuerpo o la vestimenta.
Me impactan
estas reflexiones porque se parece a lo que comenta Jankélevitch sobre la
mentira que tenemos arraigada desde la infancia y que reflexioné ayer al
respecto. Tal parece que vivimos en un mundo que distorsiona los sentidos de
las cosas y puede ser que en los desfases de activen el mal y el engaño en
donde se presta el campo abierto a la manipulación y ya no conseguimos la
claridad bíblica. Sin embargo, ¿será posible englobar al pensamiento en la
palabra? Quizá tendríamos que empujarnos hacia otra dimensión existencial que
eliminara el desfase. Pero quizá también sólo podemos empujarnos hacia esa
claridad dando el primer paso en una búsqueda que nos lleve a ser quienes
decimos ser sin desfases ni autoengaños, sin mentiras de manipuleo para
conseguir beneficios o saciar intereses egoístas.
Así como para que se abra el mar en la
salida del pueblo judío de Egipto, el hombre tuvo que dar el primer paso y
después Dios realizó el milagro, ahora, creo que para empujar el cambio cósmico
deseado, necesitamos dar el primer paso no permitiendo más desfases y mucho
menos distancias entre la palabra y la acción para asistir a todo otro desde el
corazón abierto, libre de traiciones, un corazón sincero del que habla Jankélevitch.
No hay comentarios:
Publicar un comentario