Tal parece que la tecnología y todo
tipo de máquinas llegaron para quedarse a este planeta y que nuestra
interacción con ellas es extensa y profunda, en muchos sentidos preocupante.
Estamos en constante interacción y comunicación con nuestros celulares y no
siempre para enlazar a otras personas y vincularnos con ellas.
Es posible que hoy en día estemos más
conectados con nuestros celulares que con nuestros cuerpos. Perdemos toda
comunicación con el cuerpo y devenimos mente y a menudo devorada por nuestros
celulares ¿Cómo mantenernos en nuestro centro y presentes? A mí me ha ayudado
mucho mi shabat en el cual dejo toda tecnología fuera. Así, después, he
conseguido llegar a reuniones familiares sin mi celular cuando todos lo tienen
y a menudo dialogan más con él que con la familia, supuestamente presente. Un
básico en la aproximación a todo otro y a su asistencia se encuentra en el
estar presentes en el aquí y en el ahora.
Somos cada vez más devorados por la
información y nos ausentamos. Nos adormecen ideas egocéntricas sobre nuestras
imágenes que nos creamos y transmitimos queriendo ser a través del número de me
gusta que obtenemos y damos. Bombardeamos y somos bombardeados sobre un yo
constructo irreal que se aleja del ser para ayudar y se acerca del Narciso. Me
parece que se comparten muy bellas ideas y creaciones y también información
importante que ayuda mucho y la clave está en ese ser capaces de distanciarse
de todo ello a ratos y mediar y regresar a nuestra conexión cuerpo y alma y a
aclarar nuestra misión de ayuda en el planeta y de ese soy para el otro, para
poner todo este conocimiento y sus posibilidades positivas que se multiplican
al servicio del otro.
¿Qué
hubiéramos hecho en esta pandemia sin los zooms y sin las redes a nuestro
servicio? Me parece que tenemos mucho que agradecerle a la tecnología pero
también necesitamos ser capaces de distanciarnos de ella y volver a la
naturaleza, a nuestra naturaleza humana y a las relaciones presenciales que
incluso ahora en tiempos de pandemia podemos tener en sana distancia.
No olvidemos nuestra naturaleza humana y seamos capaces de utilizar la tecnología al servicio del otro sin ser devorados por ella
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